El Lord se sentía satisfecho de su progreso con las entidades. Después de casi dos
años, pudo observar la grandeza de la supervivencia de dos antiguas deidades
despojadas de su ilimitado y divino poder. Por supuesto que sabía que podían fallar y
las consecuencias de su pérdida: la extinción del planeta y universo entero. En cuanto
los dos poderes reencarnados en una esfera de Las Diablas desaparecieron de su
vista, supo que tuvieron éxito.
Ordenó a La Sombra que las trajera de vuelta, en cuánto acabasen con la masacre del
castillo.
Las dos muchachas rejuvenecidas de nuevo y con más vitalidad que nunca se
postraron ante el ente sin rechistar, tan hermosas como horrendas.
“Prueba superada. Juego terminado. Mis felicitaciones”
“¿Cuál era el objetivo, Lord?” Teiang flotaba sin preocupaciones alrededor de su
gemela y, aunque ya sabían todo, aun el ente interfería en ese aspecto.
“Simplemente quería probar una teoría” comenzó a explicar “Incluso una Divinidad,
cuando se le despoja de sus poderes, estos pueden percibir la muerte de su
recipiente, por lo que, como son uno, la fuente de poder regresaría al recipiente nada
más dejase de existir para estar de nuevo completo”
“Que aburrido” Reng se sentiría angustiada si fuera aun mortal, pero ahora no sentía
nada.
“Bueno, ahora que estoy delante vuestra, tomad vuestra venganza”
Venganza. Era una palabra mortal que las Diosas no les hacía falta aplicar, aunque lo
hubieran experimentado. Parecía lejano ese sentimiento, como si se lo hubiera
tragado la tierra.
“Lo que quiero es deshacerme de ti. Me da igual lo que haya sucedido durante esta
temporada” afirmó Reng.
“Entonces, adelante”
Las dos gemelas no se tuvieron que preparar para abalanzarse sobre el ente sin
cuerpo ni espíritu, observadas por La Sombra, pendiente del ganador. Pero lo único
que desapareció fue, aparte de El Lord, aquel planeta y varios sistemas más por el
poder de Las Diablas.
#1258 en Fantasía
#727 en Personajes sobrenaturales
#1916 en Otros
#406 en Relatos cortos
Editado: 22.09.2025