La Espada de las Estrellas (asesinos interestelares)

Capítulo 3. El Señor de las Sombras.

La prisión de los Eviternos es el lugar más peligroso, en cualquier universo y solo hay una manera de caminar en un mundo lleno de seres perversos y no es manteniéndose escondido.

La corona del carcelero está a la vista, del mismo modo que lo está la mentira, porque la mentira, es la especialidad del celador.

El más listo es el que piensa más rápido y generalmente, el perverso, suele ser el más veloz en todo.

 

El universo sigue con su expansión continua, las galaxias se mezclan y se separan en un baile de estrellas que parece interminable. Los planetas nacen y mueren, como las burbujas de agua que se crean en la espuma de las olas de un océano, que choca en las grandes playas, produciendo durante la colisión, esas manchas blancas que desaparecen al deslizarse, cada ola, sobre la arena que limita ese mar.

 

El Planeta Brentel, no cuenta con una Luna, pero aún así, las noche son iluminadas por la gran cantidad de estrellas cercanas a este maravilloso mundo, que cuenta con cuatro pequeños océanos y miles de cordilleras que recorren zigzagueantes toda la superficie del orbe, llevando consigo, miles de ríos que refrescan el suelo fértil.

Los habitantes de este mundo aparentemente seco y rocoso, trabajan en su mayoría, en el interior de las millones de cavernas naturales, que son ricas en minerales y piedras preciosas.

Durante milenios, las grandes riquezas de estas cavernas se han usado equitativamente, para proporcionar a los nativos de este mundo, las comodidades más indispensables, logrando por supuesto, una paz ancestral, que los ciudadanos y gobernantes de cada una de las civilizaciones que comparten el globo, han disfrutado inteligentemente a través de los años.

 

El Guerrero Abea se encuentra sentada, descansando a la sombra de un frondoso árbol, el cual, ha crecido majestuoso y solitario a las orillas de un pequeño río de aguas limpias y claras, que desciende desde una de las cordilleras con cimas nevadas, que rodean, muy a lo lejos, todo el paisaje rocoso.

Esteko, se aproxima con un paño húmedo tratando de refrescar a la guerrera, que poco a poco, recupera su fuerza y equilibra su balance interior con su nuevo cuerpo. Dolzan se inclina un poco y dice con ternura a su discípula, entregándole el paño húmedo.

— ¿Cómo te sientes compañera? Pon esto sobre tu cabeza para que te refresques un poco, hace bastante calor y te hará bien.

Abi, con una sonrisa en el rostro, toma el trozo húmedo de tela y hace lo que su maestro le indica sin responder, con una tenue sonrisa en su rostro.

Seth Jóler, permanece a un par de metros de los grandes amigos, observando con una mirada de satisfacción pintada en su fas, el gran cariño que sus acompañantes sienten, el uno por el otro. Dolzan, que se haya en cuclillas frente a la guerrera, pregunta nuevamente a la mortal.

— ¿Te sientes mejor pequeña? —Abi responde amistosamente—. ¡Si maestro, gracias!

Esteko se levanta, camina hacia Jóler y al retirarse un poco de su discípula, Abi Al, mira la forma etérea de su padre que aparece frente a ella, saludando con ternura.

— ¡Hola cariño! —Abi responde, casi llorando, pero muy feliz—. ¡Hola papá! ¡Ya puedo verte! ¡Es maravilloso!

El espíritu de Jop Al Gumar se mira como una persona normal, un tanto transparente, viste una túnica larga y blanca que brilla con la luz del sol y se puede decir, que luce como un fantasma común. Jop Al, replica a su hija.

—Es porque recuperas tu fuerza y tu balance se equilibra. ¡Me siento feliz de poder hablar contigo hija mía y que me escuches, sin embargo, la contienda que te espera es muy peligrosa y mi función será, guiarte en los momentos más críticos de esta!

La forma etérea de Jop Al se aproxima a la guerrera, pone su mano diestra en la mejilla de Abi y prosigue.

— ¡Debes tener confianza en lo que sabes y sobre todo, en lo que sientes! ¡Tienes que darte cuenta que combatirás en contra de fuerzas que no son tangibles para los mortales, pero lograrás ver el peligro, siempre que veas con el corazón, lo que no puedas ver con los ojos!

A la vez que el espíritu habla con Abi, este se acomoda, sentándose junto a su querida hija, como si nuevamente  tuviera vida, apoyando su espalda en el tronco del árbol y abrazando a la guerrera por el cuello.

Los dos Eviternos, miran la tierna escena con emoción. Es entonces cuando Jóler, nota que están desperdiciando tiempo muy valioso.

Seth, hace una seña a Dolzan con su mano, indicándole que se sincronizará con Saroh, para hacerle saber de su presencia en el universo. Un instante después, Jóler se pone en contacto con Glosan y luego de una expresión de preocupación y extrañeza que se dibuja en el rostro del Albacea, este se aproxima a la guerrera, que aún permanece sentada y recargada en el frondoso árbol de hojas amarillas y tronco blanco. Seth Jóler se inclina respetuoso ante la forma etérea de Jop Al, quien hizo lo propio, luego de ponerse en pie. Entonces Seth, habla con Abi.

— ¡Siento interrumpir Guerrero Abea, pero debemos dirigirnos al planeta donde se encuentra el Dios Glosan Saroh, quien es el Albacea de las Llaves del Tiempo en este universo! La reyerta ha comenzado, ya hemos perdido una Llave del Tiempo y no hemos podido sincronizarnos con uno de los colaboradores del Dios Saroh.




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