La Espada de las Estrellas. (el Libro de las Puertas)

Capítulo 2 El Último Combate.

Un universo nuevo ha sido creado de una forma única y especial. La reyerta por la posesión de La Espada de las Estrellas se inicia en un lejano planeta, en una de millones de galaxias, miles de años después de que Seth Jóler, Albacea de las Llaves del Tiempo fuera lanzado al Portal de Inicio por Zula Fráguer, El Destructor, a muchos años luz de distancia del Salón del Tiempo. 

Los Creadores de los universos son inmortales y son Eviternos, así como también lo es, el perverso Demonio.

La situación se torna muy compleja para todos y cada uno de los universos. Se necesita la ayuda de un ser temerario, que pueda combatir sin miedo al lado de las Deidades. La búsqueda es complicada, aunque nada es imposible.

 

En el Planeta Grínalo, la tecnología está en su máximo esplendor. Los edificios comparten espacio con la naturaleza y las naves vuelan por los cielos ordenadamente, en todas direcciones. 

Es una civilización que se acerca mucho a una utopía, ya que todo está cubierto de vegetación, como si se tratara de un edén, haciendo que hombres y animales convivan en armónica compañía.

Abi Al es muy feliz en este mundo, aunque perdió a su padre algunos años atrás, la grata compañía y enseñanzas de su maestro y mejor amigo Esteko, hacen que el dolor de su pérdida, no le impida ser una gran persona y excelente estudiante de la esgrima. 

Abi, es una joven deportista muy fuerte y con un espíritu indomable. Sus ojos negros y profundos como la noche son grandes y rasgados. Su cabellera rojiza un tanto rizada, nunca le ha estorbado cuando entrena o cuando realiza cualquier otra actividad.

Esta pequeña mujer, generalmente viste como la mayor parte de la gente que la rodea, usando ropa holgada y resistente en colores un poco llamativos y brillantes.

Una mañana, cuando Abi Al y Esteko de Dolzan se dirigen al lago, la discípula pregunta impaciente a su maestro.

— ¿Cuál será la lección de hoy? ¿Por fin podré usar a Antelano para practicar? Eso de usar un madero me parece de lo más aburrido—. Esteko por fin decide darle la oportunidad a su discípula de practicar un poco con su poderosa espada, una de las Llaves del Tiempo. La respuesta del Dios es alentadora, detiene la marcha y exclama. 

— ¡Muy bien Abi, has hecho todo lo que te he indicado durante todo el tiempo de tú entrenamiento! Ahora, tendremos que ultimar un pequeño detalle, antes de complacer tu solicitud. 

Abi se emociona al escuchar la noticia, pero las cosas no serán como la joven aprendiz piensa. Ella trata de prepararse como le ha enseñado Esteko, quien luce un tipo de ropa similar a la que se usa en la región, aunque el Eviterno, conserva su turbante negro, con el que oculta su cabello rojo. Cuando Abi parece preparada, Dolzan cuestiona con tranquilidad a su aprendiz, antes de proseguir.

— ¡Quiero que me digas lo que sientes exactamente, cuándo piensas en la muerte de tu padre! —Dicho esto, Esteko espera a que su discípula responda y saca de entre sus ropas a Antelano, ocultando la espada de la vista de la muchacha, mientras observa su reacción.

— ¡Sabes perfectamente que enfurezco siempre que hablamos de eso! —Agachando la cabeza, la respuesta de Abi fue un murmullo. Girando su testa, evita la mirada del Dios del Tiempo. Esteko, sin darse por vencido, prosigue con el hostigamiento y pregunta insistente a la mujer, tratando de lograr una respuesta a su indiscreto cuestionamiento. 

— ¡Ya sé que lo haces! ¡Quiero que me digas algo más concreto! ¿Qué tanto enfureces, he? 

Abi Al grita muy fuerte tratando de no llorar y en ese instante, Esteko toma el fuerte brazo de su discípula, pone la espada en su mano derecha y le dice suavemente a la vez que retrocede un poco. 

— ¡Calma! —Abi Al, con una expresión de sorpresa en el rostro, toma la espada con ambas manos, trata de levantarla por sobre su cabeza, pero no logra sostenerla y sale volando un par de metros, por el rechazo de la poderosa arma. Esteko que mira impávido aclara.

— ¡Parece que te falta entrenamiento mental! Recuerda que para tener el control de la espada, no puedes contener ira en ti, ni en tu corazón, aunque te enfurezca lo que te digan los demás. ¿Entiendes? 

Tras la explicación, Esteko se dirige a levantar el arma, que aún no está activada al cien por ciento y que después de lanzar al aprendiz, se depositó a varios metros de ellos. 

Abi Al, se endereza de entre la vegetación donde se encontraba tirada, tras el derribe causado por el rechazo de la espada y dice a su maestro, con voz molesta, luego de analizar la explicación. 

— ¡Espera un momento Esteko…! ¿Cómo que recuerda….? Nunca me pusiste al tanto ni sobre aviso, mucho menos me dijiste que el entrenamiento mental de todo este tiempo era para esto... ¡Espera Esteko, no te vayas! —Mientras camina hacia el espeso bosque, el Eviterno responde a los duros pero razonables reclamos de su compañera—. ¿No te lo dije….? ¡Lo siento, creo que lo olvidé…! ¡Solo soy un Eviterno, ni modo que lo recuerde todo…! 

A lo que Abi Al responde gritando nuevamente el nombre de su amigo, tratando de hacer que este se detenga, sin conseguirlo. Al mirar que su maestro se interna en el bosque, Abi sigue sus pasos y ambos se pierden entre la sombras de los árboles.




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