“Morena llevaba un vestido, zapatos y paraguas de color rojo. Representaba la ira, la pasión o el mismo amor. Ella amaba la lluvia, tenía una especial debilidad por esos días que le robaban el corazón. El olor a la tierra húmeda, las gotas de lluvia, el cielo nublado le producía un sentimiento de paz. No le importaba estar sola ni caminar por la plaza entre bancos vacíos. El otoño era su estación preferida porque era cuando más llovía. Ella los llamaba “días grises” pero su alma vibraba al contemplarlos. Era como si en su interior esperara la llegada o la partida de algo.”