Después de la desaparición del turista y la liberación del espíritu de Elvira, la hacienda volvió a estar en paz. Ricardo y yo nos abrazamos, aliviados y agradecidos por haber sobrevivido a esta terrible experiencia.
—Lo hemos logrado, Sofía —dijo Ricardo, con la voz llena de emoción—. Hemos liberado a Elvira de su tormentoso eterno.
—Sí, Ricardo —respondí, con los ojos llenos de lágrimas—. La Esperanza está en paz. El amor de Elvira y Javier ha triunfado sobre el mal.
—¿Qué vamos a hacer ahora, Sofía? —preguntó Ricardo, con una sonrisa en el rostro.
—Vamos a seguir amándonos, cuidando de La Esperanza y compartiendo su historia con el mundo —respondí, abrazándolo con fuerza.
Era todo lo que quería y más, había logrado mi objetivo y conservado al amor de mi vida, lo habíamos logrado, el espíritu de Elvira se había liberado y la hacienda había recuperado su esplendor.
A partir de ese momento todo sería perfecto