Esta historia es sobre mi y empezaría presentándome, pero me da mucha pereza hacerlo, sólo les diré que mi nombre es Carol, y que odio la navidad.
Y vaya que fui criada por unos padres devoto a estas festividades, creían que todos los deseos se cumplan en esas fechas, como mi nacimiento, llegué a este mundo luego de una larga búsqueda un veinticinco de diciembre, una bendición como decían ellos, pero cuando el día que cumplí los dieciséis en un terrible accidente en donde íbamos los tres a ver con alegría el gran árbol decorado en el centro de la ciudad, algo que teníamos de tradición todos los años.
Pues cuando íbamos por la carretera ensayando los villancicos que íbamos a cantar porque encenderían las luces del árbol ese día, un estúpido en un camión, borracho como un cerdo, perdió el control, añadiendo que la calle estaba full de nieve, nos chocó que dimos varias vueltas en el pavimento y nos terminamos volcando por una pendiente.
Cuando desperté ya en el hospital, me enteré que mi padre murió al instante y que mi mamá luchaba por su vida.
Recé porque la magia de la Navidad de la que tanto hablaban, salvará la vida de mi mamá, lo desee con todo mi corazón, pero al final entendí que eso en verdad no existe, me quedé sola, el mismo día de mi cumpleaños, el día que disque es donde los deseos más se cumplen, mi madre perdió la batalla y me quedé sola, terminé en centro de acogida hasta que mi abuela materna le dio la gana de aparecer.
Era una persona taciturna y no tengo idea porque de quedo conmigo, en los dos años que viví con ella fue un calvario, lleno de maltratos verbales, en los cuales sólo pensaba en que cuando cumpliera los dieciocho me iba desaparecer aunque tuviera que vivir debajo de un puente.
No fue necesario que lo hiciera, ya que el día de mi esperada mayoría de edad fue un abogado a casa, entregando el testamento de mis padres, me habían dejado la casa a mi nombre y una buena suma de dinero, así que esa misma noche tome una maleta, entre lo que consideraba importante y me fui sin mirar atras, con la promesa que no volvería jamás a ver a la vieja esa.
Si te das cuenta, prácticamente, me volví un grinch, odiando a todos.
Pero, ¿saben que?
Cuatro años después, cuando conocí a Marko, el hombre más asombroso, inteligente, que me aguanta y me superó en la empresa donde trabajamos juntos, mi vida cambió completamente.
Tenemos ya tres años de relación y se que se preguntan cómo me escapo para que no pasemos las navidades juntos y mi cumpleaños, pues le inventó una excusa factible.
El primer año le dije que debía cuidar a mi enferma abuela, cosa que era mentira, no se nada de esa mujer desde que me fui de su casa, yo sólo compro comida que me duren diez día sin salir de casa, visitó la tumba de mis padres y vuelvo a aparecer como si nada hubiera sucedido para el día cinco de enero, cuando todo ha pasado y debemos volver al trabajo.
–Esta Navidad la pasaremos juntos, por fin –comenta mi querido prometido, me pidió matrimonio en San Valentín y acepté gustosa.
–Debemos hablar sobre eso –se que debo decirle la verdad, contarle mi rechazo a estas fiestas, pero no quiero perderlo.
–¿Qué hay este al Carol? –comenta con claro enojo y me sorprendo por su actitud, siempre es paciente y acepta todo lo que le digo –¿un familiar enfermo? ¿o tu te enfermaste? ¿cuál es la excusa está vez? –me reprocha –¿tienes que entregar los regalos con Santa o simplemente no te gusta la navidad? –voy a contestar, pero no me deja –¿eres de alguna religión que no la celebra? Entendería si es asi, pero dime porque nunca la pasamos juntos.
–Yo... no me siento preparada para hablar de eso –digo mientras levantó la barbilla indignada –sólo te diré que no me gusta la navidad y punto, si es lo que querías saber.
–También que el veinticinco de diciembre es tu fecha real de cumpleaños y no en noviembre –se que me he puesto pálida –descubrí lo de tus padres...
–¿Me investigadores Marko? –ahora soy yo la que está enojada –¿cómo pudiste hacerlo?
–Yo sólo quería que nos casaramos en está navidad y empecé a buscar a tu familoa, me encontré con esa información, perdóname mi amor.
No sabía que decir ni que hacer, sólo di media vuelta y me fui corriendo, no podía procesar lo que estaba pasando, será que mi vida con Marko se verá arruinada porque simplemente yo no puedo y odio la navidad.