La Esperanza de la Navidad- (una Historia de Navidad 2)

21 de Diciembre

21 de Diciembre de 2009

Se despertó con la claridad matinal que le daba en los ojos, finalmente se había dormido muy tarde.

No había nadie más en la vivienda, así que asumió que los demás se habían despertado antes. Salió y se encontró con que caía una finísima llovizna.

Había un grupo de gente hablando y lo miraron con desconfianza cuando él se acercó, sin embargo se tranquilizaron cuando una voz que reconocía les habló. Hope y el guía estaban con la gente del lugar

-Charles – lo llamó ella y él se le acercó.

-Quiero presentarle a algunas personas – dijo ella respetuosamente y él observó que lo estudiaban con atención.

-Ella es Carmen, la maestra y él es Alejandro, nuestro médico –dijo ella señalando a las personas más jóvenes. Ellos extendieron su mano y él les devolvió el saludo.

Luego Hope se dirigió a la gente mayor que los acompañaba y les habló en una lengua de la que él conocía pocas palabras.

-Ellos son Isabel ,Ixchel y Quelo, son los jefes del poblado – le explicó y las tres personas lo saludaron aunque en sus miradas aún brillaba la desconfianza. Todos ellos sabían porque estaba allí, sólo Hope parecía ignorarlo a propósito.

De repente Charles sintió que le jalaban la ropa, un niño pequeño lo miraba con grandes ojos azules en su cara morena.

- Hola – le dijo y le dedicó una amplia sonrisa.

-Él es Diego, el hijo de Carmen.

-¿Podremos irnos? – le preguntó al guía haciendo caso omiso a los intentos de la joven de integrarlo .

-Lo siento señor Ebenezer pero con el temporal de anoche, los caminos siguen bloqueados

Quelo nos acaba de informar que se cayeron un par de árboles, así que tendremos que esperar.

-¿Cuánto?-insistió él

-No lo sé.

-¿Es que a nadie le importa quedar incomunicados? – preguntó con enfado.

-La verdad es que sí, pero ya ve este lugar parece abandonado por todo el mundo, a pocos le importa si la gente queda incomunicada por días. Si hay una emergencia o lo que sea. Pero estamos tratando de cambiar eso, así que no se preocupe.

-¡¡Usted lo hizo a propósito para retenerme aquí!!- la acusó él.

-Sí, claro..antes de que llegará realicé el baile de la lluvia, doblegué a la naturaleza con el sólo objetivo de contar con su encantadora compañía .- se burló ella.

-No sea irónica.

- Venga conmigo – dijo ella – Discúlpennos – se excusó y se marchó dando largas zancadas mientras Charles la seguía.

-Suéltelo –dijo él.

-Mire he tratado de ser todo lo educada que he podido , pero usted es intratable.

-Ni usted quiere estar con nosotros, ni nosotros tenerlo aquí, pero así están dadas las cosas. Pronto el camino estará transitable y podrá marcharse, mientras tanto compórtese no lo digo por mí, sino por esa gente, ellos no merecen su desprecio.

-¡Debo ser educado? ¡Han usurpado mis tierras!

-De hecho no, este lugar les ha pertenecido por generaciones y generaciones, han sido abandonados y discriminados, encima de eso les han robado.Esta tierra es su patrimonio, además de ser una reserva natural del país, pero algún funcionario inescrupuloso la puso en venta y usted la compró.

-Sea como sea, es mía. Puedo probarlo, y eso me da derechos.

-Lo sé, pero ellos también tienen derechos y los estamos defendiendo. Junto a los abogados del país y los de la organización estamos trabajando para que así sea. El estado deberá devolverle su dinero, así que no se preocupe.

-Quiero la tierra, además aunque me devuelvan el importe, yo invertí mucho más, teníamos planes para un Hotel y un centro recreativo y usted lo arruinó todo.¿Sabe lo que cuestan todos esos contratos que ahora serán nulos?

-Me alegra ser quien lo arruinó...-respondió ella.

-¡Vaya abogada!¿ Así respeta las leyes?- le preguntó

-Existen otras leyes más importantes que tienen que ver con la humanidad, y esas leyes son las que más respeto. Igualmente , son abogados del país lo que llevan el caso, yo sólo hago consultoría en lo que necesitan.

-¿Y qué hace instalada aquí?

-Ayudo, en lo que puedo.-respondió ella con sencillez y él la miró con incredulidad.

-Sigo siendo el propietario y créame de una forma u otra me libraré de ustedes.

-Lo sé, tiene el poder para hacerlo, pero eso no significa que sea lo correcto , y ya que está obligado a quedarse aquí, yo que usted no andaría gritando a los cuatro vientos que piensa librarse de nosotros.

-¿Me amenaza?

-No, no es mi estilo, sólo que es de mal gusto.- respondió ella y una vez más los interrumpieron los niños.

-Esperanza, ¿nos acompañas a buscar flores? –invitó la niña.

-Si la lluvia, ya calmó – agregó Diego y ella aceptó – le dio una mano a cada uno y dejó a Charles sumido en sus oscuros pensamientos.

Un rato después volvieron los tres con los brazos cargados de flores tropicales.

-¿Su almuerzo? – preguntó él que estaba de pésimo humor por el calor. Estaba acostumbrado a hacer una llamada y obtener todo lo que deseaba, verse sin poder usar su celular e incapaz de cumplir sus caprichos le arruinaba el ánimo.

-No sea infantil –lo reprendió ella y él la miró asombrado. Nadie solía reprenderlo.

-Son para adornar el árbol – le aclaró Diego

-¿El árbol?

-El árbol de Navidad –explicó la niña

-¿Es que celebran la Navidad?

-Claro, dejamos de sacrificar gente hace mucho tiempo – dijo Hope con enfado.

-No lo dije para molestar, sólo que pensé...

-Son cristianos, ¿por qué cree que hay un sacerdote aquí?

-¿Y van a adornar el árbol con flores?

- ¿Quiere verlo? – preguntó Hope y antes de que él pudiera responder Diego le agarró la mano. La joven le dirigió una mirada que dejaba en claro que no debía rechazar al niño.

Los cuatro se dirigieron hacia el centro del poblado, allí había gente reunida cargando flores y niños riendo felices. El árbol distaba de ser un abeto, era un espécimen propio del lugar.




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