23 de Diciembre de 2009
A la madrugada se despertó por el ruido de la lluvia nuevamente, sólo que era muy fuerte, demasiado. Algo de aquel sonido lo alarmó, salió deprisa y vio que apenas estaba amaneciendo, pero el cielo estaba totalmente oscuro, apenas pisó el exterior se hundió varios centímetros en el barro.
-¿Qué pasa? – preguntó el Padre Santos desde atrás de él y Charles comprendió que por primera vez se había despertado antes que los demás.
-Llueve, pero...- dijo y se dio cuenta que estaba gritando pues el viento estaba muy fuerte y se llevaba las palabras
-¡Es demasiado fuerte!- contestó el cura y el guía salió junto a ellos.
-Veamos si todos están bien –sugirió Charles y se adelantó.
Se acercó hasta donde vivía Hope y vio que ella también estaba en el exterior.
-¡¿Están todos bien?! – gritó Charles
-¡No lo sé! – gritó ella y cuando él iba a acercarse la lluvia se intensificó. Además un par de personas llegaron corriendo dando gritos de alarma.
-¡¡Un alud!! – exclamó Hope apenas se dio cuenta y salió corriendo con Charles siguiéndola.
-Tenemos que sacarlos de aquí –dijo ella y la gente empezó a reunirse. Antes de que pudieran hacer algo, a través de la selva se abrió paso un río de lodo.
-¡No tenemos tiempo! – gritó Charles y rápidamente organizó a la gente. Despertaron a aquellos que aún dormían, trataron de sacar las pertenencias mínimas. El medico buscó los remedios que pudieran necesitar y se reunieron.
-¿A dónde ? –preguntó la joven sintiendo que estaban perdidos.
-Reunámoslos y luego veremos – contestó Charles, pero no había mucho que hacer o iban directo hacia el derrumbe de tierra o se internaban en la selva.
En ese momento el ruido de motores se mezcló con los truenos y maravillados vieron que se abrían dos caminos, la gente de Charles que había venido a buscarlo y la gente de Isabella que había logrado llegar hasta allí.
Inmediatamente se pusieron a reunir a la gente para subirla a los medios de transporte disponibles, Hope corría de un lado al otro mientras el agua y el lodo iban desbordándose, Charles trabajaba a su par.
-¡¡Diego!! – gritó Carmen llamando al niño que se había desprendido de su mano y de pronto la mujer lo vio tropezar y caer para ser arrastrado por la corriente. Sin embargo Charles también lo vio y alcanzó a sacarlo justo a tiempo. Corrió con el niño hacia la madre y luego los llevó a una todoterreno para que los sacara de allí.
-¡¡Hope!! – gritó y se fue a buscar a la mujer que corría de un lado para otro rescatando gente. Ella le hizo señales de que estaba bien y cada uno siguió trabajando por su lado.Para alivio de todos la lluvia se detuvo tan repentinamente como había llegado ,lo que les permitió trabajar con más facilidad. Entre los trabajadores con la maquinaria de construcción, los vehículos , el equipo de Charles y los del poblado lograron impedir la tragedia y poner la gente a salvo.
-¿Y Hope? –le preguntó a Alejandro.
-No,la vi – respondió el médico y entonces un grito los alertó. Ixchel sostenía el cuerpo inmóvil de la chica.
-¡¡No!! – gritó Charles y junto al médico corrieron hasta ella.
-Tuvo otro ataque, fue mucho esfuerzo para ella – dijo el cura mientras Alejandro hacía maniobras de resucitación. Charles ni siquiera podía respirar al verla allí cubierta de barro y quieta.
-¡Tiene pulso! –gritó Alejandro y pudieron respirar tranquilos.
-¡Mantenla con vida! – gritó de pronto Charles y corrió a donde estaba la radio.
Un rato después un helicóptero trasladaba a la joven.
Editado: 25.12.2020