La esposa de Saturno

Capítulo 1

29 de junio de 2018, Dione se preparaba para cubrir la noticia sobre el asesinato de un sacerdote en París. Horas antes había sido contactada por el agente Normand Robert, quien conocía al sacerdote desde que era un adolescente.

Desconsolado, le contaba a Dione que el padre no tenía problemas con nadie, pero que minutos antes de su muerte habían visto a dos hombres salir de la iglesia y rápidamente huyeron en un auto gris.

—No debería decir esto, pero creo que Constantin tiene algo que ver. —comentó el agente.

Dione escuchaba atentamente y le aconsejó que no especulara todavía ya que se trataba de un criminal peligroso —sugiero que averigües, yo iré al lugar de los hechos.

—Estoy en la iglesia esperando por la detective Zoé. ¡No te tardes!

—Voy para allá —dijo Dione y salió de su oficina.

En la iglesia, el ambiente se sentía diferente. Los curiosos iban y venían preguntando quién y por qué asesinó al sacerdote. En medio del tumulto, Dione y Zoé se encontraron, entraron al lugar y se acercaron a Normand.

—Salut, Normand ¿Qué tienes hasta ahora? — cuestionó Zoé.

—Bien, tres personas dicen que vieron salir a dos sujetos de la iglesia. Se veían desesperados y abordaron un auto color gris, era un Cadillac modelo 2018 y partieron hacia el norte.  

—¿Cámaras de seguridad? — preguntó Zoé.

—Hay una diagonal y otra en el restaurante de enfrente.  Ya hablé con el dueño del local para que me entregue una copia de la cinta.

—Ya llegó mi compañero — comentó Dione y rápidamente se acercó a Octave. —¿Qué sabes?

Octave guardaba silencio mientras observaba detalladamente a su alrededor, parecía analizar la situación.

—¿En qué piensas, Octave? — preguntó Dione a su compañero — Octave ¿Qué pasa? Insistía al ver que el periodista no decía nada, solo miraba lo que pasaba a su alrededor. —¡Tierra llamando a Octave! — pronunció hasta que al fin pudo captar la atención de su colega.

—Lo siento, Dione. Pensaba en que quizá Constantin tiene las manos metidas. Pero ¿Por qué asesinar a un sacerdote?

—¡Qué curioso! Normand dijo lo mismo antes de tú llegar. Aunque sería apresurado decir que fue él quien lo hizo ¿No crees?

Octave no hizo ningún comentario y caminó hasta llegar con los agentes para tomar notas.  

La noticia del asesinato del sacerdote causó polémica y furia en la comunidad parisina.

Al caer la noche Dione había regresado a su apartamento, el cual compartía con Marjolaine, una joven proveniente de Montpellier. Marjolaine trabajaba en una tienda de ropa muy popular en la ciudad.

—Dione ¿Qué ocurrió? Mírate, pareces un zombi.

—Fue un día bastante agotador. Notas aquí, notas allá… Policías, curiosos, preguntas, un sacerdote muerto… Estuve de pie todo el dia y vengo muy hambrienta.

Marjolaine le dio de comer a su amiga y la acompañó mientras veían la tele —¿Crees que fue Constantin?

—Todos sospechan de él.

—¿Y tú? — preguntó Marjolaine.

Dione contestó —Se puede esperar cualquier cosa de ese bastardo. Pero, no me gusta sacar conclusiones sin tener pruebas — tomó un bocado y con la boca llena continuó — ¿Te imaginas si lo culpan sin él tener nada que ver en esto?

Marjolaine analizó lo que dijo su amiga y contestó — En eso tienes razón. En un ataque de locura podría matar a muchos por culparlo de algo que no hizo.  

En ese instante el timbre sonó inquietando a las mujeres. Ambas se vieron las caras y preguntaron al unísono “¿Esperas a alguien?” Allí comprendieron que ninguna esperaba visita.

—¿Quién? — habló Marjolaine mientras lentamente caminaba hacia la puerta.

—Soy Pier, abre ya que el pasillo está solo y no me agrada.

A lo que Marjolaine abrió la puerta Pier entró como si se tratara de su casa.

—¡Adelante! — dijo Marjolaine sarcásticamente.

Pier saludó a Dione y luego de verla fijamente pronunció —¡Ay! Mírate Dione, estás espantosa ¿Qué te ocurrió? ¡Déjame adivinar! El sacerdote y todo ese problema ¿Verdad?

Dione le contó a Pier lo mismo que minutos antes le había contado a Marjolaine —¿Y sabes qué es lo que llama aún más mi atención? Que todos sospechan de Constantin.

—¡Ay, no! Su nombre me pone los pelos de punta, pero es mejor investigar a fondo antes de que ese loco los mate a todos ¡Cuídense! Lo que tiene de atractivo lo tiene de peligroso. —comentó Pier suspirando, pues Constantin físicamente le parecía muy atractivo.   

—Yo solo soy una miserable periodista. Mi trabajo es informar siempre con la verdad y dependiendo de lo que diga la policía. En ese caso son ellos lo que deben cuidarse ¿No creen?

—Y tú también — comentó Marjolaine — Ese sujeto anda detrás de ti, Dione. Y me preocupa que ese loco vaya a hacerte daño al ver que no le correspondes.

 Pier se sorprendió al escuchar lo que Marjolaine había dicho. Para muchos no era un secreto que Constantin, uno de los criminales más peligrosos de París, se sentía atraído por Dione. Algunos especulaban que la periodista se veía a escondidas con el sujeto, algo que el destino más adelante demostraría lo contrario.




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