La esposa de Saturno

Capítulo 10

—Aquí tienes, debes comer —decía Constantin mientras le entregaba el plato con comida china a su hermana.

—Lo haré después, por ahora lo único que quiero es estar sola. 

Constantin se acercó a Naomi y dijo mientras tocaba su hombro —Oye, Dione buscó su muerte por meterse con quien no debía ¿Entiendes? 

—Tú eres quien debió morir, Constantin. Ella solo hacía su trabajo, no tenías por qué asesinarla. —Naomi seguía enojada con su hermano por sus actos —Mátame de una vez y termina con esto. 

—No puedo hacerlo y lo sabes perfectamente. No acabaré contigo hermanita, yo te quiero. 

—¡No! ¡No! ¡No! —repetía Naomi mientras rompía en llanto —Tú no quieres a nadie porque no te quieres ni a ti mismo —¡Eres un energúmeno! —gritó. 

En eso, Constantin le dio una fuerte bofetada a su hermana y dijo con firmeza —¡Cállate!

Naomi cayó sentada en un enorme sillón, mientras tocaba su rostro miraba a Constantin con odio —¿Cómo puedes ser tan malo?

El malvado sujeto dejó a su hermana encerrada en aquella casa a las afueras de la ciudad. Como ya habían pasado varias semanas de aquel trágico suceso, Constantin pensó que no era necesario seguir escondido. 

Ese día, el jefe del clan Dubois salió para dirigirse a su enorme mansión para ver a su esposa y reunirse con sus hombres. Necesitaba ponerse al día; Constantin ya sabía que el cuerpo de Dione había desaparecido, pero ignoraba que la mujer aún estaba viva y que pronto regresaría por él para hacerlo pagar por todas sus fechorías. 

Sola y encerrada en aquella casa, Naomi buscaba la forma de escapar e ir con el agente Robert para decirle todo lo que sabía sobre la muerte de Dione —Debo salir de aquí —buscaba desesperadamente entre las cajas por alguna herramienta para romper la pared y huir, pero en lugar de eso encontró su bolso en donde estaba su teléfono celular —¡Voilá! —gritó de emoción. 

Como pasó semanas sin utilizar su teléfono, este no tenía batería. Así que buscó entre sus cosas el cargador y lo conectó por varios minutos para llamar a la policía por su rescate —Vamos amiguito, date prisa —Naomi le hablaba al teléfono expresando desesperación porque el aparato tuviera batería suficiente para hacer al menos una llamada. 

Mientras tanto, lejos de Francia, o más bien lejos de la tierra, Dione entrenaba duramente con Silvain. Su motivación era acabar con su adversario de una vez, pero no sería fácil. 

—Descansa un poco, Dione. —sugirió Silvain al verla exhausta. 

La ahora guardiana de Saturno tomó asiento sobre una enorme roca mientras Silvain le daba agua. La mujer veía a lo lejos una enorme cascada y cuidadosamente escuchaba el sonido del agua caer —No lo recordaba tan pacifico. 

Silvain se sentó en la roca que estaba al lado —Sigue igual, como cuando te fuiste. 

—¿Cómo llegué a la tierra? Y quiero que seas honesto —exigió Dione mientras que Silvain la miraba como si ella lo regañara. 

El guardián respiró profundo y comenzó a contarle la historia a Dione de cómo fue su llegada a la tierra. 

—Hace varios siglos, la madre de Constantin se apoderó de todo nuestro mundo. Tus abuelos quienes eran guardianes, se unieron a un pequeño grupo de rebeldes para acabar con su mandato y liberar a nuestro pueblo. Pero, la madre de Constantin se enteró de alguna manera de lo que pasaba a sus espaldas y decidió ejecutarlos. Tus abuelos enviaron a tu padre y a varios jóvenes al pueblo vecino en donde se ocultaron, allí se conoció con tu madre y naciste tú —Bebió un poco de agua y continuó —Cuando naciste, uno de los monjes dijo que se había cumplido la profecía de la luna de Saturno que derrotaría al pueblo de la maldad y el caos. 

—¿Luna de Saturno? —Dione no comprendía lo que Silvain quería decirle —¿Puedes explicarme, por favor? 

Silvain le dijo textualmente la profecía del monje —Una de las lunas más importantes de Saturno tendrá una representación encarnada y liberará a nuestro pueblo del caos que padece. Será una joven valiente y de corazón puro, pero fría y cortante a su vez, con habilidades extraordinarias para la raza que la adoptará al cumplir uno de sus cuatro ciclos de vida. La luna Dione liberará parte de su energía cuando la elegida venga a nuestro mundo —Suspiró —¿Eso te dice algo? 

—Entiendo, pero no has respondido a mi pregunta. 

—Quería ponerte en contexto, cuando cumpliste los 24 años te convertiste en mi esposa. Ambos teníamos una misión en la tierra, exactamente en Paris. La madre de Constantin envió a varios de sus secuaces en busca de una guardiana rebelde que se ocultaba cerca de la catedral de Notre Damme y era nuestro deber protegerla. Esa noche llovía fuertemente y tú estabas en la aguja de la catedral vigilando el perímetro y esperando por los guardianes de Assane. 

—Solo puedo recordar que esa noche peleábamos y peleábamos contra ellos, tú mataste a uno y el otro me golpeó fuertemente en la cabeza. Después de eso no logro recordar más nada. 

—Después de eso, el guardián de Assane te quitó la vida, tomó a la guardiana y se la llevó. Tiempo después nos enteramos que fue asesinada y que tu alma quedó atrapada en el centro de la luna, a la espera que nacieras nuevamente. Tus padres fueron enviados a la tierra, bajo una nueva identidad. Llevan allí muchos años, y tuvieron que esperar por ti. La luna decidió que ya era hora de enviarte de regreso a la vida, pero tus recuerdos fueron borrados por órdenes de Saturno. Lo mismo pasó con Constantin, sus recuerdos fueron eliminados, pero su naturaleza maligna jamás cambió. 




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