Silvain y Metone se elevaban velozmente en el cielo nocturno en dirección a la constelación de Orión. Por un instante miró hacia abajo para ver a Dione una vez más, mientras que, ella se alejaba con su acompañante en dirección a la ciudad.
—No la perderás esta vez, Silvain. Un hijo de Saturno no pierde a su esposa dos veces y menos si se trata de su propia representación hecha carne. —comentó Metone.
Silvain solo sonrió ante las palabras de Metone mientras que ambos seguían rumbo a Caenus para encontrarse con el príncipe Orestes. Al mismo tiempo, Dione y Pollux llegaron hasta la mansión de Constantin, quien estaba encolerizado al enterarse de que Normand había escapado.
—¿Cómo demonios pasó? ¿Nadie lo vio salir?
Los hombres de Constantin no sabían qué responder hasta que Florian encontró a uno de los guardias inconsciente detrás de los arbustos —Monsieur Dubois, tiene que ver esto.
Constantin y los demás llegaron hasta donde estaba aquel sujeto —Revisen cada rincón de la casa —ordenó mientras caminaba velozmente en busca de su hermana.
Naomi conversaba con Mel y Paulette cuando el líder del peligroso grupo criminal se acercó a ella —¿En dónde está?
—¿De qué hablas? ¿En dónde está quién?
—Normand ¿Dónde está?
—¿Y cómo voy a saberlo? Digo, es tu prisionero por así decirlo ¿No?
—No juegues conmigo
—¡Constantin, ya basta! —Intervino Paulette en defensa de Naomi —Ella ha estado conmigo todo el tiempo y no nos hemos movido de aquí ¿Cómo va a saber que Normand escapó? Y si no me crees a mí tampoco, pues ahí está Mel de testigo que hemos estado aquí desde que ella comenzó a cantar.
Mel confirmó lo que Paulette dijo y Constantin al ver que su hermana no estaba involucrada la dejó en paz. Naomi actuaba con entera naturalidad pese a que los nervios la dominaban, no quería que por nada del mundo su hermano encontrara a Normand.
Ocultos en las ramas de los árboles y al acecho, los guardianes vigilaban cada paso de los hombres de Constantin. Dione veía con enojo a quien alguna vez fue su jefe acompañado de Florian y Gaspar.
—¿Qué haremos ahora? —Preguntó Pollux.
—¿Logras ver a la chica de cabello corto luciendo un traje negro?
—¡Sí!
—Debemos rescatarla a ella primero, uno de los hombres de Constantin es o fue el representante de Mel —dijo mientras señalaba al sujeto —Su nombre es Florian Delacroix, y tengo la corazonada de que si no llevamos a la artista lejos de aquí la asesinarán.
—¿Por qué?
—Por temor a que hable, ella ahora sabe dónde vive Constantin y él no va a permitir que la policía lo sepa. —Dione sonreía de manera burlesca y continuó diciendo —Dubois está perdido y no ganará esta pelea.
—A menos que Assane lo encuentre y le cuente la verdad de su origen —comentó Pollux —si no nos damos prisa seremos nosotros los que no ganaremos la pelea.
Al percatarse de que dos de los hombres de Constantin se aproximaban a su escondite, Dione comenzó a saltar para mover las ramas del árbol llamando así la atención de los secuaces de Dubois. Pollux comprendió las intenciones de Dione e hizo lo mismo.
El guardián saturniano saltó del árbol y comenzó a golpearlos hasta dejarlos tirados en el piso de manera inconsciente. Pollux se usó como carnada para distraer al resto, dándole la oportunidad a Dione de ir por Mel y sacarla del lugar.
Debido a los gritos de todos los que allí se encontraban, Mel y Naomi se separaron de Paulette. La hermana de Constantin y la cantante, se ocultaron en el jardín que estaba al otro extremo y Paulette entró a la casa ocultándose en su habitación bajo llave.
Dione salió a la luz dejándose ver por varios de los hombres del clan Dubois, Constantin quien también estaba presente, vio como la mujer miraba a su alrededor llena de odio, en especial a aquellos que le arrebataron la vida en el callejón bajo la lluvia.
El tiempo se congeló para el líder del clan cuando vio a la mujer que en cierto modo deseaba, pero que jamás pudo obtener. Lentamente se acercó a ella para cerciorarse de que lo que veían sus ojos era real y no producto de su imaginación. Cuando su mirada y la de Dione se encontraron, el hombre se dejó caer por la sorpresa y, pese a que tiempo atrás le habían informado que su cuerpo había desaparecido misteriosamente de la morgue, nadie en lo absoluto pudo confirmar que aun siguiera con vida; salvo aquellos que vieron el video de las cámaras de seguridad.
—¡Sorpresa! —habló Dione causando asombro por parte de los invitados a la fiesta.
—¡No puede ser verdad! —Exclamó Constantin estupefacto tiritando de miedo ante la presencia de Dione, y levantando la voz continuó diciendo —¡Tú estás muerta!
—¡No, Constantin! —dijo la mujer —No lo estoy y jamás lo estuve. —Dione se aproximaba a Constantin de forma amenazante haciendo que este retrocediera varios pasos evitando el contacto con ella —Tus hombres me hicieron un gran favor, me ayudaron a recordar quien soy en realidad y ahora estás viendo a la verdadera Dione Leblane; periodista y guardiana a su vez.
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Editado: 06.08.2021