La esposa de Saturno

Capítulo 18

Una mañana cerca de la torre Eiffel, el ya retirado agente Pascal se encontraba caminando en busca de un lugar para descansar y disfrutar del aire fresco mientras pensaba en qué hacer con su vida. Aquel hombre ya no era el mismo luego de casi morir en la explosión la noche que acabaron con el clan Dubois. 

Sentado en un pequeño muro bajo la sombra de un frondoso árbol, Pascal veía con ternura a un grupo de niños que jugaba con un avioncito de papel. En ese momento, fue sorprendido por Normand quien paseaba por el lugar. 

—¿Pascal? ¿Qué tal?

—¿Está todo bien? —preguntó Pascal emocionado al ver a su ex compañero. 

—Las cosas han cambiado en la jefatura, muchos preguntan por ti ¿Has pensado en regresar? 

Pascal miró al cielo, suspiró y luego de un corto silencio dijo —Mi vida pasó frente a mis ojos segundos después de aquella explosión, no sé si tenga el valor de regresar. 

 —Entiendo.   

—Tal vez regrese en un futuro, pero por ahora solo quiero tomarme un tiempo y dedicarme a otra cosa. Debo pensar en mi familia, pasar más tiempo con ellos... ¡Tú comprendes!  

—Sí, a veces pienso en hacer lo mismo. No me gustaría dejar a Marjolaine sola.  —Expresó Normand —¿Pero luego quién protegerá a los ciudadanos?  

Pascal dijo que admiraba la actitud de Normand, quien miraba fijamente a un punto en el cielo como si observara a alguien —¿Qué pasa? —preguntó mientras volvía a mirar al cielo en busca de aquello que el agente observaba —¿Qué demonios es eso?

—Es Dione —respondió Normand mientras sonreía tiernamente.

Dione descendió lentamente hasta acercarse a los hombres que la miraban. Pascal estaba sorprendido a pesar de saber que la mujer estaba viva y que tenía un gran poder. —Bonjour, Dione... Finalmente tengo el placer de verte con mis propios ojos y comprobar que todo lo que he escuchado es cierto —expresó —Aún es difícil de creer a pesar de todo

—Lo sé, comprendo que sea algo fantástico para tí. En tu lugar también me habría sorprendido todo esto. —comentó Dione. 

—Por cierto, ¿Pensarás regresar con los tuyos? —intervino Normand.

—Lo haré en su debido momento, por ahora tengo algo que hacer en la Tierra y requiere de tiempo. Vine para avisarles que ambos recibirán una oferta laboral muy interesante y será algo grande. Por nada del mundo la pueden rechazar. 

—¿De qué trata? —Cuestionó Pascal. 

—Pronto lo sabrán, no puedo decirles más. —La mujer se elevó mirando a los hombres. Ambos sentían curiosidad por saber de qué trataba la oferta que tenían para ellos. 

Semanas después del encuentro, Normand y Pascal recibieron una llamada para trabajar de manera directa con el gobierno francés. Los hombres estaban muy emocionados al ver que Dione tenía razón. 

En casa de Normand, el agente y su prometida Marjolaine celebraron la noticia. La mujer quería encontrarse con Dione de algún modo para contarle, pero la guardiana casi no visitaba a sus amigos. 

Marjolaine se asomaba por el balcón esperando verla volando bajo el firmamento nocturno de París, hasta que finalmente, pudo divisar a Dione a tan solo unos pocos metros de distancia. 

Dione pudo ver a Marjolaine mientras que su amiga agitaba los brazos llamando su atención. La guardiana se acercó y saludó a la chica —¡Salut, Marjie! ¿Cómo estás?

—¡Qué bueno que llegas! Hay algo que quiero contarte.

Dione entró por la ventana y se sentó en el sofá. Se sentía intrigada por la emoción de su amiga, quien demostraba estar ansiosa por contarle que Normand ahora era agente del gobierno junto a Pascal. 

—Ya estaba enterada, de hecho, les avisé mucho antes. 

—Normand no me dijo que se había encontrado contigo —manifestó Marjolaine y volteó la mirada hacia su pareja quien comía pollo frito mientras veía la tele.

Normand volteó la mirada hacia las mujeres mientras mordía un enorme muslo y con la boca llena habló diciendo —¿Qué hice esta vez? 

—¿Jamás le contaste a Marjolaine que nos encontramos hace semanas? —preguntó Dione. 

—¡Claro que sí! Lo hice en cuanto regresé a casa, pero la señorita estaba concentrada en su tonta telenovela —respondió Normand, acto seguido dejó la caja con el pollo frito y se levantó para servirse una copa de vino tinto. 

—Sé que las cosas cambiarán y ustedes estarán bien. 

—Eso suena como una despedida, Dione y no me agrada. —Marjolaine fruncía el ceño esperando estar equivocada.

Dione se puso de pie diciendo —Aún no es mi tiempo de partir, solo les estoy comentando que tendrán un hermoso futuro juntos. Desde ya les digo que serán excelentes padres en poco tiempo. 

—¿Padres? —Normand se acercó a Dione —Es broma ¿Verdad?

—No, Marjolaine tiene un mes de embarazo ¡Felicidades! 

Las miradas de Normand y Marjolaine se encontraron. Sabían que sus vidas cambiarían poco a poco y por las palabras de Dione, tendrían un hogar maravilloso.

La guardiana regresó para el nacimiento de las niñas; Normand y Marjolaine tuvieron gemelas. En aquella reunión, todos los amigos de Dione estaban presentes. Allí, la mujer aprovechó para despedirse pues debía abandonar la Tierra por un largo tiempo.




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