Kiara despertó al día siguiente con una extraña sensación de felicidad. La mancha de soldadura en su mejilla ya no estaba, pero el recuerdo del toque de Alexander permanecía, cálido y reconfortante. Era la primera vez que se sentía tan segura desde que llegó a ese mundo. Después de un desayuno en silencio pero menos tenso, Alexander se preparó para irse. Justo cuando iba a cruzar la puerta, se detuvo y, en lugar de usar su teléfono, le hizo un gesto a Kiara con la mano, señalando la puerta de la calle.
Kiara lo miró sin comprender.
—¿Qué quiere? ¿Que me quede en casa? ¿Que lo acompañe?— pensó con la cabeza dando vueltas. Él notó su confusión y, con un suspiro imperceptible, sacó su teléfono y le mostró la pantalla.
El mensaje decía: "Vístete para una cena. Te recojo a las 7 p.m."
El corazón de Kiara se aceleró. Una cena. Con él. A solas. En la novela, la villana y el CEO solo se veían en eventos formales, y casi nunca interactuaban. "¿Qué es esto? ¿Un cambio de planes? ¿Una cita?", se preguntó. El nerviosismo se apoderó de ella, pero también una punzada de emoción.
El resto del día fue una carrera. Kiara se probó docenas de vestidos en el inmenso armario. La mayoría eran prendas de diseñador, pero con un estilo demasiado atrevido o maduro para su gusto. Finalmente, encontró uno que era más su estilo: un vestido azul marino, sencillo pero elegante, con un corte en A que le llegaba a las rodillas. Era perfecto. Era sofisticado, pero al mismo tiempo aniñado.
A las 7 en punto, un lujoso Mercedes-Benz negro se detuvo frente a la puerta principal. Alexander salió del auto, vestido con un esmoquin que lo hacía ver increíblemente guapo. Al ver a Kiara, su mirada recorrió su figura. Por primera vez en ese mundo, Kiara sintió que se sonrojaba.
Él le abrió la puerta del auto sin decir una palabra, y el viaje al restaurante fue en silencio. Era un silencio diferente, sin embargo. Un silencio que hablaba de lo que no se decía, de la tensión y la expectativa entre ellos. Kiara se atrevió a mirarlo de reojo. Él conducía con una concentración total, con una mano en el volante y la otra descansando en la palanca de cambios.
El restaurante era un lugar exclusivo, con luces tenues y música suave. Alexander pidió una mesa en un rincón apartado. Cuando un camarero se acercó, Alexander le mostró una tarjeta, y el camarero asintió, tomando nota de sus preferencias. Kiara se dio cuenta de que él tenía un sistema para comunicarse sin palabras.
Mientras esperaban, Kiara rompió el silencio.
—Este lugar es muy bonito, Alexander. ¿Por qué me trajiste aquí?
Él la miró directamente a los ojos, con una intensidad que la dejó sin aliento. Tomó su teléfono y escribió.
La pantalla decía: "Pensé que te gustaría. Es mi lugar favorito."
Un calor familiar se extendió por el pecho de Kiara. Un pensamiento tonto cruzó su mente: "Me está abriendo su corazón a través de la comida". Ella sonrió.
—Gracias. En serio. Nunca pensé... que un lugar como este me gustaría tanto.
Alexander la miró, y un atisbo de sonrisa se formó en sus labios. A pesar del silencio, la conversación fluía entre ellos. Kiara le hablaba de su vida pasada, de sus padres, de su amor por la programación y de su deseo de crear robots que pudieran ayudar a la gente. Le habló de "Volkovito" y de cómo esperaba terminarlo pronto.
Alexander la escuchaba atentamente. En lugar de responder con su teléfono, asentía, fruncía el ceño o alzaba una ceja, como si estuviera absorbiendo cada palabra. Por primera vez, Kiara sintió que Alexander no solo la escuchaba, sino que la entendía.
Cuando terminaron de cenar y el postre llegó, Alexander tomó la mano de Kiara suavemente, la apretó con ternura y le mostró su teléfono.
El mensaje era simple, pero lleno de significado: "Me gusta tu voz."
Kiara sintió que las lágrimas se le acumulaban en los ojos. La Kiara de la novela era ruidosa, mandona, exigente. Pero la nueva Kiara, la programadora aniñada, era auténtica. Y él, el CEO mudo, lo había notado.
El regreso a casa fue, de nuevo, en silencio. Pero esta vez, Kiara se sintió tranquila. Supo que la cena no había sido un simple formalismo. Había sido un primer paso. Un primer paso hacia una nueva historia, una que no estaba escrita en las páginas de una novela.
🥀¿La Esposa del CEO mudo?🥀
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matrimonio por contrato, villanos como personajes principales, nueva etapa de vida
Editado: 17.09.2025