El amanecer en la mansión Volkov se sintió diferente. El contrato roto no solo simbolizaba la libertad, sino también la promesa de un futuro juntos. Kiara y Alexander ya no eran un CEO y su esposa por contrato; eran una pareja, una que se levantaba en la misma cama, y donde el silencio de Alexander ahora se sentía como la máxima intimidad.
Esa mañana, mientras desayunaban, Alexander miró a Kiara con una expresión seria. Sacó su teléfono y escribió. La pantalla decía: "Tenemos que ir a ver a mi familia. El abuelo quiere vernos juntos."
El corazón de Kiara se encogió. Sabía que la familia de Alexander no era un grupo de personas amables y amorosas. Era un nido de víboras, y en la novela original, este era el momento en que la villana, Anastasia, aprovechaba para hacer su jugada final.
El viaje a la mansión de la familia Volkov fue un recordatorio de lo mucho que su vida había cambiado. En lugar de un silencio incómodo, el coche estaba lleno de la calidez de su nueva relación.
Al llegar, Anastasia los esperaba en la entrada, su rostro lleno de una sonrisa forzada.
—¡Kiara! Qué sorpresa verte de nuevo. Pensé que el abuelo ya se había cansado de tus jueguitos infantiles —dijo con un tono de voz lleno de burla.
Kiara no se dejó intimidar. Le sonrió a Alexander y luego se giró para enfrentar a Anastasia.
—Anastasia, me alegro de verte. Estoy segura de que el abuelo está feliz de que haya regresado.
Anastasia se puso roja de rabia. Alexander se colocó frente a Kiara, como un escudo. Anastasia lo miró y, con una voz llena de desprecio, dijo:
—No sé qué le hiciste a Alexander para que te defienda, pero sabes bien que no eres la mujer adecuada para él.
Kiara suspiró. Estaba cansada de la hostilidad de Anastasia.
—Alexander es mudo. Pero su corazón habla por él —dijo Kiara con una voz que era tranquila pero firme—. Y su corazón me eligió a mí.
Alexander la miró, y en sus ojos grises, se reflejó el amor que sentía por ella. Tomó su mano y se la apretó con fuerza, como si quisiera que ella supiera que, sin importar lo que pasara, él estaba de su lado.
En ese momento, el abuelo Volkov salió de la mansión. Se acercó a la pareja y, con una sonrisa, le dijo a Kiara:
—Me alegro de verte, muchacha. Alexander y yo tenemos un anuncio que hacer.
Alexander y Kiara se miraron. En sus mentes, solo podían pensar en el contrato, en el acuerdo, en la posibilidad de que todo lo que habían logrado se fuera por la borda.
—Alexander y yo hemos decidido unir nuestras empresas. Y para sellar este acuerdo, hemos decidido que él y su esposa... tendrán que mudarse a mi casa —dijo el abuelo con una sonrisa.
El corazón de Kiara se aceleró. Mudarse a la mansión del abuelo significaba estar cerca de Anastasia, de su madre, la madre de Anastasia, y de toda una familia que la odiaba. Pero también significaba estar cerca de Alexander. Y eso era todo lo que importaba.
Alexander miró a Kiara, sus ojos se encontraron. Su mirada era una pregunta. "¿Qué te parece? ¿Estás dispuesta a hacerlo?". Kiara no dudó. Le sonrió y asintió.
—Por ti, Alexander, cualquier cosa —dijo con una voz suave, pero llena de una emoción que él entendió.
En ese momento, se dieron cuenta de que su amor no era solo un amor que había roto un guion, sino un amor que estaba dispuesto a enfrentar el pasado y el futuro, sin importar los obstáculos.
🥀¿La Esposa del CEO mudo?🥀
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matrimonio por contrato, villanos como personajes principales, nueva etapa de vida
Editado: 17.09.2025