La tranquilidad en la mansión Volkov se vio abruptamente interrumpida por una llamada inesperada. Los padres de Kiara, una pareja humilde y amable, se comunicaron con ella para anunciarle que habían llegado a la ciudad, preocupados tras el accidente del que se habían enterado por los medios. Sin embargo, no vinieron solos. Su hermana menor, Luz, los acompañaba, y en su voz, Kiara notó un poco de frialdad y envidia.
—Kiara, ¿estás bien? ¿Te duele algo? —preguntó su madre por teléfono, con una voz llena de preocupación—. Vinimos en cuanto pudimos. Tu hermana quería verte.
Kiara, con el corazón encogido por la culpa de no haberlos llamado antes, les dio la dirección de la mansión. Alexander, al enterarse, la abrazó para darle ánimos. A pesar de su mutismo, sus ojos decían que estaba de su lado.
Al llegar, la familia de Kiara se quedó sin aliento. La imponente mansión, con sus columnas de mármol y sus jardines impecables, era más de lo que jamás habían imaginado. Sus padres, con los ojos llenos de asombro y admiración, la abrazaron, aliviados de verla bien. Pero Luz, con una sonrisa tensa, se limitó a observarla de pies a cabeza.
—Vaya, Kiara. Parece que te ha ido muy bien. ¿Ya no eres una simple programadora, eh? —dijo Luz, con un tono lleno de resentimiento.
Kiara se sintió incómoda. No sabía cómo reaccionar ante la hostilidad de su propia hermana. Alexander, notando la tensión, se acercó a ella y tomó su mano con fuerza.
—Luz, no digas eso. Kiara es muy afortunada de tener un esposo que la ama —dijo su padre, tratando de suavizar la situación.
—¿Y de qué sirve todo esto? ¿Qué hay de nosotros? —preguntó Luz, con la voz llena de amargura—. ¡Yo soy la que debería estar en tu lugar!
Kiara se sintió herida por las palabras de su hermana. Sin decir nada más, se alejó. Esa noche, mientras cenaban en un restaurante lujoso, Luz no dejó de hacer comentarios venenosos sobre la nueva vida de Kiara, tratando de humillarla en cada oportunidad. Alexander, por su parte, se mantuvo en silencio, pero su mirada, fría y peligrosa, no se despegaba de Luz.
Al final de la noche, Luz se acercó a Alexander.
—Sé que te sientes atraído por mí —dijo Luz con una voz llena de seducción—. Yo sé cómo satisfacer a un hombre de tu posición. Kiara no es más que una niña tonta.
Alexander la miró y, con una mirada de desprecio, sacó su teléfono y escribió. La pantalla decía: "Nunca volverás a acercarte a mí. Y si vuelves a faltarle el respeto a mi esposa, te arrepentirás."
Luz se quedó sin palabras. Por primera vez en su vida, se dio cuenta de que el amor entre Kiara y Alexander era real. Y que el odio y la envidia, a pesar de lo que creía, no podrían destruirlo.
Esa misma noche, Luz regresó a su casa, con el corazón lleno de furia. Sacó su teléfono y marcó un número que conocía.
—Anastasia —dijo con una voz llena de veneno—. Creo que tú y yo podemos ayudarnos mutuamente.
🥀¿La esposa del CEO mudo? 🥀
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matrimonio por contrato, villanos como personajes principales, nueva etapa de vida
Editado: 17.09.2025