¿la esposa del Ceo mudo?

Capítulo 14: Una trampa mortal

El sol de la tarde se filtraba por las altas ventanas de la mansión, pintando las paredes con un brillo dorado. Kiara se dirigía a su taller, su mente ocupada en el siguiente paso de su proyecto. Estaba tan concentrada en sus pensamientos que no notó a las dos sombras que la esperaban al pie de las escaleras.

Anastasia y Eleonora, con rostros duros y llenos de una rabia silenciosa, se habían aliado con Luz, y ahora estaban listas para ejecutar su plan.

—Mira quién está aquí —dijo Anastasia, con una voz que era pura miel—. La princesita en su castillo de cristal.

Kiara se detuvo. Miró a las dos mujeres, su corazón latiendo con fuerza. Había evitado sus comentarios venenosos, pero la hostilidad en sus ojos era un claro signo de peligro.

—Anastasia, Eleonora. ¿Necesitan algo? —preguntó Kiara, tratando de mantener la calma.

Eleonora se acercó, su mirada llena de desprecio.

—Solo queremos que te vayas. Que vuelvas al lugar de donde viniste. Que dejes a Alexander en paz —dijo con voz baja y amenazante.

—No me voy a ir. Alexander y yo nos amamos. Somos una familia —dijo Kiara con firmeza, levantando la voz para que su mensaje fuera claro.

Una risa fría resonó en el pasillo.

—¿Amor? ¿Tú crees en eso? —dijo Anastasia, con una voz llena de burla—. ¿Sabes lo que va a pasar cuando Alexander se dé cuenta de que solo eres una niña tonta que no sabe nada de este mundo? Te va a dejar, y se va a arrepentir de haber estado contigo.

Kiara sintió que las lágrimas se le acumulaban en los ojos, pero se negó a ceder.

—Alexander no es como tú. Él es un hombre que ama con el corazón, no con la cabeza —dijo, con la voz llena de una convicción que la sorprendió a sí misma.

Eleonora, exasperada, se abalanzó sobre ella. La empujó por la espalda, y Anastasia, que estaba a su lado, la sujetó por los brazos para que no se escapara. Kiara se sintió atrapada, un pánico que la dejó sin aliento. Se produjo un forcejeo.

—¡Suéltenme! —gritó Kiara, con la voz llena de miedo.

Pero las dos mujeres eran más fuertes. Anastasia y Eleonora la empujaron con todas sus fuerzas, y Kiara perdió el equilibrio. Cayó de espaldas, rodando por los escalones. El impacto de su cabeza contra el suelo de mármol resonó en el pasillo. Las últimas cosas que vio fueron los rostros sonrientes de sus agresoras y las luces de los candelabros. Luego, todo se volvió negro.

El plan de Anastasia y Eleonora había salido a la perfección. Pero el destino, como siempre, tenía sus propios planes.