El embarazo de Kiara fue un viaje de amor, de apoyo y de pura felicidad. Alexander, que había sido el hombre más frío del mundo, ahora era el más cariñoso. La cuidaba, le preparaba su comida favorita y, por las mañanas, le cantaba en voz baja, con una voz que era ronca, pero llena de amor. El abuelo Volkov, por su parte, estaba más feliz que nunca. Su dinastía, que había sido construida en el poder y el miedo, ahora se construiría en el amor y la bondad.
Los meses pasaron como un suspiro. La casa se llenó de risas, de decoración de bebé y de un amor que se sentía en cada rincón. La noche en la que Kiara dio a luz, el hospital se llenó de un silencio tenso, lleno de nerviosismo. Alexander, que la esperaba, se sentía como si su corazón fuera a explotar.
Horas más tarde, la voz del doctor se escuchó.
—¡Es un niño!
Kiara, con el corazón lleno de una emoción que la dejaba sin palabras, se inclinó y besó a su hijo. Alexander, con lágrimas en los ojos, se acercó a ella y besó a su esposa y a su hijo. El bebé era perfecto, un pequeño ser humano que representaba el amor que habían construido.
Unos días después, regresaron a la mansión. El abuelo, que los esperaba en la entrada, los abrazó con fuerza.
—Kiara, Alexander. Este niño... es el futuro de nuestra familia. El futuro del Grupo Volkov. Y lo más importante, el futuro de su amor.
Alexander, con su hijo en brazos, miró a Kiara. Su mirada era una mezcla de amor, de gratitud y de felicidad. Kiara, con una sonrisa, se acercó a su esposo y lo beso.
—Alexander, lo logramos. El futuro está aquí. Y nuestro amor... es el mejor regalo de todos.
En ese momento, Kiara se dio cuenta de que su amor por Alexander no era solo un amor que había roto un guion, sino un amor que había creado una nueva vida, una nueva historia, una nueva familia. Una historia que, esta vez, era toda suya.
🥀¿La esposa del CEO mudo?🥀
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matrimonio por contrato, villanos como personajes principales, nueva etapa de vida
Editado: 23.09.2025