El bebé de Kiara y Alexander no era solo un niño; era el símbolo de su amor, la prueba de que el destino se puede reescribir. Lo llamaron Ethan Volkov, un nombre que representaba la fortaleza y el coraje que habían demostrado. Ethan, con sus ojos verdes como los de su madre y su cabello negro como el de su padre, era la mezcla perfecta de los dos.
Los meses pasaron como un suspiro. La mansión, que una vez fue un lugar de soledad y dolor, ahora estaba llena de risas, de juegos y de una calidez que se sentía en cada rincón. Alexander, que había sido el hombre más frío del mundo, ahora era un padre cariñoso, que cargaba a su hijo y le cantaba en voz baja. Kiara, por su parte, se sentía más feliz que nunca. Había encontrado el amor, la familia y un propósito.
Una tarde, mientras Alexander y Kiara veían a Ethan jugar en el jardín, el abuelo Volkov se acercó a ellos. Con una sonrisa, los miró y les dijo:
—Alexander, Kiara. Ustedes son mi mayor orgullo. Han roto el guion de la novela y han escrito su propia historia. Una historia de amor, de coraje y de perdón.
Alexander miró al abuelo, y con una voz que era todavía ronca, pero clara, le dijo:
—Gracias, abuelo. Por... creer... en... nosotros.
Kiara se acercó a su esposo y lo abrazó.
—Alexander, nuestro amor es el mejor regalo de todos. Y nuestro final feliz... es solo el comienzo.
Alexander sonrió. Y con una voz que era tan clara como la de ella, le dijo:
—Kiara, nuestro amor es el mejor regalo de todos. Y nuestro final feliz... es solo el comienzo.
Kiara sonrió. Y en ese momento, se dio cuenta de que su historia, la historia de una chica que había roto el guion de una novela para encontrar el amor, había terminado. Y una nueva historia, la historia de una familia que había encontrado la felicidad, había comenzado.
🥀¿La esposa del CEO mudo?🥀
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matrimonio por contrato, villanos como personajes principales, nueva etapa de vida
Editado: 23.09.2025