La esposa del Heredero

Capítulo 1 — La lectura del testamento

La nieve caía lenta sobre Aurèlle, apagando el bullicio de la ciudad.

En lo alto de la colina, la mansión Leclair parecía un mausoleo de recuerdos: imponente, silenciosa, demasiado grande para tan pocas verdades.

El fuego crepitaba en la chimenea cuando el notario abrió la carpeta de cuero oscuro.

La familia estaba reunida en la biblioteca, una estancia que olía a madera antigua, a poder y a secretos.
Las cortinas pesadas dejaban pasar apenas un rastro de luz gris.

Lucien Leclair, impecable en su traje, se mantenía de pie junto al ventanal.

No soportaba las formalidades, mucho menos las despedidas.

Desde la muerte de su padre, todo lo que había sentido era un vacío que prefería llamar control.

Su expresión era tan perfecta como su peinado: ni una hebra fuera de lugar, ni una emoción permitida.

A su lado, Claire Aubert mantenía el rostro sereno, el de una mujer acostumbrada a ser observada.

Su luto era impecable: vestido negro, perlas discretas, mirada compasiva.

Si el dolor podía ser elegante, ella lo había conseguido.

Pero cuando el notario mencionó el siguiente nombre, la atmósfera cambió.

—La señorita Eloise Duvall.

El murmullo fue inevitable.

Claire bajó la vista con un gesto ensayado, mientras Lucien se giró lentamente.

En la puerta, de pie, estaba ella.

Ya no era la muchacha que recordaba, las gafas de pasta y los vestidos deformes habían desaparecido, habían pasado cinco años desde que ella se marchó sin mirar atrás, abandonando a la familia Leclair.

Su cabello rubio ceniza caía liso, con suaves ondas en las puntas; sus ojos verdes, enormes, brillaban como el cristal bajo la nieve.

Había en su porte algo nuevo… serenidad, quizá orgullo.
La fragilidad que todos recordaban había desaparecido.

Lucien la observó con una frialdad que le costó fingir.
En otro tiempo, Eloïse había sido su sombra silenciosa, la joven que lo seguía por los pasillos, que lo admiraba desde lejos sin pedir nada.

Había en ella una devoción inocente, casi dolorosa.
Pero la mujer que tenía frente a él ya no parecía necesitar de nadie.

El notario carraspeó y continuó:

—Por disposición del señor Jean Leclair —anunció—, el control de la herencia, las propiedades y la empresa familiar recaerán en el señor Lucien Leclair, con una condición indispensable.

Claire alzó la vista con una mezcla de temor y expectativa.

Lucien permaneció inmóvil, aunque su mandíbula se tensó.

—El heredero deberá contraer matrimonio con Eloise Duvall, en un plazo no mayor a tres meses —continuó el notario con tono neutro—. De lo contrario, la herencia pasará a manos del señor Etienne Leclair.

El silencio fue absoluto.
Solo se escuchó el crujido del fuego.

Claire fue la primera en reaccionar.
Su expresión de sorpresa fue perfecta… demasiado perfecta.

Las lágrimas llegaron justo a tiempo, brillando como diamantes en sus mejillas.

—Debe ser un error —susurró—. El señor Leclair me consideraba de la familia.

El notario negó con respeto.

—No hay error, señorita Aubert. El documento está sellado y registrado.

Lucien no apartó la mirada de Eloise.

Ella lo sostuvo con firmeza, sin miedo.

Por dentro, sentía el corazón desbocado, pero su rostro era el de una mujer que no retrocede.

—¿Tienes algo que decir? —preguntó él, con voz baja y cortante.

—Solo que cumpliré la voluntad de quien creyó en mí cuando nadie más lo hizo.

Claire se levantó de golpe.

—¡No puedes permitirlo, Lucien! ¡Esto es una locura!

Pero Lucien no respondió.

Sus ojos grises siguieron fijos en Eloise, intentando comprender por qué la frialdad no bastaba para ignorarla… por qué esa mirada verde lo hacía sentir vulnerable.

El notario cerró la carpeta con un golpe suave.

—La decisión está tomada.

Y así, entre el rumor del fuego y la nieve golpeando los cristales, se selló el destino de ambos.

No con amor, sino con una cláusula legal.

No con promesas, sino con una herida abierta que aún sangraba.

EloIse bajó la mirada solo un instante.

Sabía que su regreso no era bienvenido.

Pero también sabía que era necesario.




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