Capítulo 7
No respondí el mensaje.
No podía.
En su lugar, volví a leer la frase una y otra vez, como si en cualquier momento fuera a desaparecer. Pero no lo hacía. Seguía ahí, escrita en una tinta ligeramente más oscura que la mía, con una caligrafía que no reconocía.
"Siempre supiste que iba a encontrarte."
Pero no era cierto.
Yo no sabía nada.
O al menos, eso creía.
Cerré la libreta con un movimiento brusco y me puse de pie. Sentía que el aire en la habitación era demasiado denso, como si las paredes se estuvieran encogiendo a mi alrededor. Miré a mi alrededor, buscando algo que me devolviera la sensación de normalidad.
Nada.
Todo estaba en su lugar, exactamente como lo había dejado la última vez que estuve aquí. Entonces, ¿por qué sentía que algo estaba mal?
Respiré hondo y volví a abrir la libreta. Esta vez, con más cuidado. Pasé las páginas lentamente, buscando cualquier otro detalle extraño. Y entonces, casi al final, vi algo más.
Una hoja arrancada.
No lo recordaba.
Nunca fui de romper páginas de mis cuadernos. Aunque no me gustara lo que escribía, siempre lo dejaba ahí.
Pero esa hoja no estaba.
Y por alguna razón, la ausencia de esas palabras me inquietaba más que cualquier otra cosa.
El teléfono vibró de nuevo.
> ¿La leíste?
Esta vez sí respondí.
> ¿Qué se supone que debo recordar?
La respuesta no tardó.
> No es lo que recordás. Es lo que olvidaste.
Un escalofrío me recorrió la espalda.
Porque, aunque no lo entendiera del todo, una parte de mí sabía que tenía razón.
Había algo que mi mente había enterrado. Algo que ahora estaba saliendo a la superficie.
Y por primera vez, tuve miedo de descubrir la verdad.