La estación del silencio

Ficción o realidad

Capítulo 21

Abrí los ojos de golpe.

El aire era espeso, como si lo pudiera tocar.
La luz tenía un tono grisáceo, irreal.
Y todo… todo estaba en silencio.
Un silencio que dolía.

Me incorporé lentamente. Estaba en el mismo lugar de antes.
La casa del espejo.

Pero no era la misma.
No del todo.

Las paredes parecían latir, como si respiraran.
El reloj colgado en la entrada giraba al revés.
Y por la ventana… no se veía el lago.
Solo niebla.

Había entrado.
Estaba en el otro lado.

Di un paso.
El suelo crujió, pero no por el peso.
Sino por algo que sonaba debajo, como si alguien —o algo— caminara bajo la casa.

—Lucía —susurré.

Nadie respondió.

Salí.

El pueblo estaba ahí.
Las mismas calles, los mismos árboles.
Pero vacíos.
Sin pájaros. Sin viento.
Sin color.

Todo parecía atrapado en un recuerdo antiguo.

Avancé, reconociendo algunos lugares.
La plaza, el café, la escuela…
pero todos deshabitados.
Como si el mundo entero hubiera sido evacuado en mitad de una pesadilla.

Y entonces, escuché algo.

Una voz.
Lejana.
Apagada.

—…aquí…

Me giré.
Nada.

—¿Lucía? —pregunté, con la garganta seca.

Silencio.

Di un par de pasos más.
Y ahí, sobre una banca, encontré algo.

Una cinta de casete.
Negra, sin etiquetas.

Y encima de ella, una nota arrugada.

"No estás sola. Pero tampoco estás a salvo."

Mi pecho se apretó.

Me guardé la cinta.

Y seguí caminando, sabiendo que Lucía estaba en alguna parte…
pero también sabiendo que algo más me esperaba.
Algo que no iba a dejarla ir tan fácil.



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En el texto hay: escritora y desaparición misteriosa

Editado: 05.04.2025

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