La estación del silencio

El limite

Capítulo 27
La estación de tren estaba en ruinas.
Oxidada, olvidada, como si el tiempo mismo hubiera decidido abandonarla.
El cartel apenas colgaba de uno de sus extremos, y los rieles estaban cubiertos por maleza. Pero aún así, algo me llevó hasta allí. No era solo instinto… era una sensación profunda. Como si la memoria de ese lugar me llamara por mi nombre.
Crucé la puerta de madera que se resistió con un chirrido, y el polvo me recibió como si me conociera.
El silencio era absoluto. Ni siquiera el viento se atrevía a entrar.
Avancé con cuidado. Cada paso crujía en el suelo viejo, pero no me detuve.
Sabía que había algo. Algo que debía encontrar.
Llegué a una pequeña sala de espera, con bancos de madera rotos y carteles descoloridos. Y ahí, entre los escombros, lo vi.
Un marco.
Caído boca abajo.
Roto.
Lo levanté con manos temblorosas.
Era una foto.
Vieja.
Blanca y negra.
Lucía y yo.
De niñas.
Sentadas en ese mismo banco.
Sonriendo.
Pero lo extraño no era la foto.
Era lo que había detrás.
Una nota, pegada con cinta:
“No olvides lo que viste. No dejes que te convenzan de que fue un sueño.”
Mi corazón se aceleró.
La letra era de Lucía.
Y estaba dirigida a mí.
Me senté, intentando procesar todo.
Ese día… el día del recuerdo fragmentado… no fue un malentendido.
No fue mi imaginación.
Lucía sabía que yo había estado ahí.
Sabía que algún día volvería.
Y dejó una pista para mí.
La estación no era solo un lugar abandonado.
Era un punto de encuentro.
Un lugar donde todo comenzó…
Y tal vez, donde todo debía terminar.
Pero al salir, el aire había cambiado.
La Sombra ya no se escondía.
Y en la pared, con pintura roja fresca, alguien había escrito:
“Ahora que recordás, ella está más cerca que nunca.”




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