Capítulo 30
Mensaje para quien lo lea
Si este libro llegó a tus manos, no fue por casualidad.
Nada en esta historia lo es.
Quizás pensás que leíste una ficción. Que todo lo que pasó entre estas páginas es producto de una mente creativa, un buen manejo del suspenso, tal vez.
Pero no.
Esto fue real.
Cada palabra.
Cada sombra.
Cada silencio.
Lucía existió. Yo existí.
Y si estás leyendo esto… eso significa que alguien más también lo sabe.
Que ellos te están observando ahora.
No sé cuánto tiempo me queda.
No sé si lo que escribí sobrevivirá.
Pero sí sé esto: las historias no son solo relatos para entretener.
Son advertencias.
Son puertas.
Y esta,
Esta es una puerta que nunca debiste abrir.
Porque ahora que sabés lo que pasó…
Estás dentro.
Vas a empezar a verla.
Primero en sueños.
Después en reflejos.
Y un día, te va a hablar.
Tal vez con tu voz.
Tal vez con la de ella.
Cuando eso pase, recordá esto:
No confíes en lo que ves.
No todo lo que parece perdido… quiere ser encontrado.
Y si algún día decidís escribir tu propia historia,
Tené cuidado.
Porque las palabras también invocan.
Y algunos fantasmas saben leer.