En mis momentos más tristes te extraño...
Aún recuerdo el calor de tus manos como la sensación más reconfortante en mi piel...
Estaba tan cansada...
Creo que fue hace solo un instante cuando escondía en mis bolsillos el miedo al mundo que me rodeaba, el horror de vivir...
Pero, todo era menos terrible cuando tus largos y bonitos dedos me acunaban, cuando atrapadas mis manos y reconfortaba mi alma.
Aún no...
B.M.