La estrella del amor
PRÓLOGO
Cuando el universo se creó no existía más que la nada misma, no había luz, ni un átomo, cero partículas de agua, no había nada más que oscuridad. ¿Qué necesidad hubo para que está oscuridad resurgiera la luz? La vida nació después de que un huevo se postró en un montículo de nubes, el huevo tras años de absorber las tinieblas dando a resurgir a un ser que no tenía forma pero sí unas alas, unas alas que acapara todo el universo oscuro, eran brillantes, de un color tan opuesto al que ya se conocía iluminando todo a su alrededor.
De esas alas que eran batidas millones de plumas de ese color luminoso y puro se desprendieron, cada una creo a planetas tan pequeños como otros inmensos, cuando más de una pluma se amontonaba en el plano astral se incendiaron dándole vida a las estrellas, pero las tinieblas también surgieron más entidades pero una es la que más destacó. ¿Qué era eso lo que no tenía vida pero si género? No hay escrito que no contase que un nuevo mundo se había creado en la unión de la entidad de la creación y la madre que dio vida en las penumbras.
Pasarón millones de años para que un nuevo mundo naciera de está unión, de la sangre y plumas nacieron Deidades, Dioses que a cada uno se le otorgó una función en el plano astral donde la única ley a cumplir era la del equilibrio. Sin embargo, nadie se esperaba que el mal resurgiera acabando matando a los que la abandonaron, la tristeza no tiene cabida pero sí para la muerte; dando inicio a una guerra entre los hijos de los caídos Titanes creadores a manos de la muerte encarnada.
De estos conflictos donde se derramó muchas lágrimas, muchos litros de la sangre divina e incluso del mismo polvo que absorbía estos sagrados líquidos. Muchas razas fueron creadas, por encima estaban los Dioses que en total se estima que eran solo trece, por debajo estaban los dragones que simbolizaban la sabiduría y el equilibrio elemental, en el tercer escalón estaban los ángeles y los demonios, en el cuarto escalón estaban los elfos, las hadas de la naturaleza, las sirenas y tritones, en el quinto escalón estaban los humanos, los enanos, los animales y las plantas. Aun así la guerra de los Dioses nunca acabó hasta que los dragones junto a los ángeles se unieron a la batalla ya que los demonios fueron marionetas de la muerte encarnada dando cavidad a la nueva etapa del conflicto que al final los seres de pureza y luz ganaron, sellando así lejos de la vista a los seres llenos de maldad y corruptos por la avaricia del poder.
De las guerras desatadas nada salió bien, se eligió un nuevo Dios que es el protector del árbol universal pero nadie de los creyentes se espero que de ese árbol naciera un simple mortal, está entidad expresó su visión del futuro donde abría dos gemas una blanca como la nieve y otra que era oscura pero caliente como el fuego, estás gemas creadas por los dragones, decoradas por los elfos y los enanos dieron forma a estás gemas dándoles a cada una un dueño que las protegería del mal. No obstante, el profeta se desvaneció dejando así la advertencia de que sí el mal corromperá todos los corazones de los creyentes y esas gemas nunca deben caer en las manos equivocadas.
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Editado: 12.04.2024