Capítulo 4: “Explicando el plan del Príncipe”

Es por eso que escolta al invitado del Príncipe fuera de los privados de aquella estancia, puede notar que de alguna forma el funcionario de asuntos públicos quedó como todos los que verían a ese joven y es que ahora marcaba una gran diferencia, detalles que ellos por ignorancia omitieron e incluso ahora puede sentir las risas de superioridad del Príncipe que quien lo viese ahí seguramente estaría inflando su pecho como si su hallazgo sea el más importante en toda su historia.

— Después cuando estés delante de la Emperatriz, realizará una leve reverencia donde consiste en tomar cada lado de su falda para ligeramente abrirla en lo que flexiona un poco sus piernas, después de esto baja la cabeza en una perfecta sincronización con lo primero y cuando ella te diga: "Sentémonos", tu lo haces y le agradecerás — Explica aquello que era más importante en todo lo que iba a ser esencial en el trato con la Emperatriz, porque hasta ahora nadie iba a quedar con el último lugar y es que hoy fue más bien ir a un corredor de la muerte social, la progenitora del Príncipe era muy aterradora cuando se trata darle lo mejor a su único hijo — De ahí para entablar una conversación trata de no ponerte nervioso, se sereno, habla con lentitud e intenta poner en práctica las nuevas palabras que hayas aprendido de nuestro idioma. Se formal en está entrevista, evita reírte a carcajadas si hay un comentario gracioso, si te invita a tomar el té, tomarás la taza con lentitud y no hagas ruido a la hora de beber... — 

El oír tantas normas de etiqueta que seguir en esas situaciones era bastante shockeante para el joven Milo, nunca se espero ver que con la misma seriedad de las palabras se le notaba al mayordomo esa misma emoción y es que ahora entiende bastante que de alguna forma a donde iba era como estar siendo inspeccionado, por lo menos esperaba no tener que estar totalmente solo con su Majestad, no sabría qué hacer en esa situación y que lo mejor sería hacer caso a todos los consejos del mayordomo cuando entre ahí. Solo debía comportarse completamente y mantener la cabeza fría, mientras esperaba tener esa taza de té por si se le secaba la garganta. 

Por lo mientras el mayordomo continuaba explicando a ese joven aprendiz de mercader cada detalle sobre la etiqueta básica, necesitaba asegurarse de que ese joven se asegure la protección y la aprobación de la Emperatriz para ser un buen candidato a ser la futura princesa heredera. Esa iba a ser su meta aunque, estando ya los tres saliendo hacía el pasillo principal, algo le decía que en sí el evaluador de todo eso era a quien consideraba el peor de sus maestros y ese Jefe de los sirvientes de ese palacio era el hombre más tiránico de todos, más que su hermana melliza que entre ella y su jefe era como tener a dos monstruos disputarse por un trozo de carne, y ese trozo era él.

— Con todo ésto dicho, será mejor que salgamos y de paso Sir Sinclair habla con usted de los temas más delicados. Trate de confiar en él, prometo que ese joven funcionario es el mejor aliado para muchos de ustedes — Comenta aquello ya dejando constatado de que eso era todo lo que podría resumir le a ese joven, porque ahora pasa al cuidado del más capaz de contener la mejor de la información.

— Confió en ustedes, porque si realmente intentan algo en contra del príncipe sería mucho más complicada la situación. No le voy a decepcionar y no sentirá que esto es tiempo perdido.  — Expresa aquello el joven aprendiz de mercader ante esas últimas palabras del mayordomo, era más que suficiente para él tener tantos votos de confianza siendo depositados en él a pesar de que apenas le conocían y él les conoce.

Le sigue el paso al mayordomo para salir de ese lugar tras despedir con la mano a la sirvienta, al menos el vestido era lo suficientemente cómodo como para caminar sin tener que medir mucho sus pasos, pero no pensaba intentar correr, si se estropeaba no sabría que decir sobre ello y era mejor aplicar lo que se le acaba de informar con tanta brevedad. Además, iba pensando en algunas respuestas posibles a preguntas que le podrían hacer, buscando tener bien presente las palabras que tenía claro sus significados en ese idioma y evitar los malos entendidos. Aunque, también no vaya a ser que por una confusión lingüística termine insultando a su majestad, aquello sí que acabaría condenando a sí mismo.

Quizás para el joven Milo debía de pintar un escenario más positivo, posiblemente le termine agradando y consiga hacerla reír. No había sido muy complicado con el príncipe, aún si ese no fue su objetivo, esperaba que hubiera sacado al menos un poquito de ese bonito lado de la reina.

— “Me gustaría verlo…su sonrisa es lo único que me hace relajarme en este ambiente” — Esos pensamientos para el joven aprendiz de mercader provocaba una vez más la aparición de esa sensación que emergió en lo más profundo de su corazón, pero lo mejor sería era concentrarse en sus modales y lo que fuera a decirle el funcionario. Imparcialidad, mientras iban hacia él intentaba practicar su expresión neutral, respirando en cinco tiempos para ir modulando su tono de voz.

~ ~ ~ N & L ~ ~ ~

El funcionario al servicio del Príncipe heredero al ver a ese joven no duda en quedarse pasmado ante la gran diferencia que marcaba aquella transformación, esa belleza era demasiado natural y es que se marcaba más que era un Omega hombre, solamente que algo sí seguía sin cuadrar y era su capacidad de mostrarse diferente. ¿Y esto a que se debía? Más bien las sospechas de esté funcionario iban dirigidas a una facultad que casi la mayoría de los grandes prospectos tienen y es el nivel de mána, y su afinidad con las bendiciones divinas de la deidad patrona de las madres y padres Omegas. Sin embargo, se aclara la garganta el funcionario de cabellos verdosos claros haciéndo le una seña al mayordomo junior del príncipe heredero para que se retirara de aquella habitación y de paso extender su mano en el juego de sofás para invitarlo a sentarse a ese joven que ahora nota el cambio en su actitud.