Sohail, 8 de diciembre de 1703
Han pasado cuatro noches desde el naufragio. Yo no he vuelto a acercarme al mar. Podría decir que me he mantenido ocupado intentando decidir qué pensar.
Recorrí toda la ciudad, durante los últimos días, aprovechando para hacer algunas preguntas. Pero ninguno de los lugareños sabe qué fue de mi naufragio, ni tampoco han encontrado restos de él en la playa. Nadie me cree cuando, al preguntarme de dónde vengo, respondo que del otro lado del Mediterráneo. Dicen que estoy loco, y comienzo a pensar que es posible. Quizás el agua que tragué afectó mi mente, creando alucinaciones que ya no distingo de la realidad...
Por eso he decidido volver esta noche. Hay luna nueva. Es la noche en la que el mar y el cielo se transforman en uno y solo las estrellas se atreven a interrumpir su oscuridad.
Algo, muy dentro de mí, me dice que inmersa en aquella infinita negrura está la respuesta que busco, pues solo el mar sabe por qué me devolvió a la vida.