La Estrella del Mediterráneo

Sohail, 9 de diciembre de 1703

Sohail, 9 de diciembre de 1703

Todavía no he decidido si, efectivamente, el mar me ha vuelto loco.

Cuando anoche, al bajar a la playa, dejé que mis pies se mojaran en la orilla, volví a escucharla. La sirena me cantó, acariciando mi mente como la suave espuma de una ola de fines de primavera. En aquel momento no fui capaz de preguntarme si era real, o si estaba alucinando de nuevo. Nada de eso me importó. Solo pude escuchar, perdiendo mi mirada en medio de la envolvente oscuridad.

Su voz es algo que, como ya he mencionado, soy incapaz de describir. Habla del mar, sin hablar. Quizás por eso dicen que las sirenas atraen a los marineros, porque les cantan canciones que son para sentir, en vez de para escuchar.

Fue el sol del amanecer el que me devolvió a tierra, rompiendo el conjuro de la luna y la sirena.

 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.