La eternidad del abismo

Tus manos no se quedaron

Me tocaste
como quien acaricia un sueño
sabiendo que va a despertar.

Tu piel hablaba idiomas
que mi cuerpo entendía sin miedo,

y aun así,
me sentí extranjera
en cada abrazo.

Tus dedos prometían quedarse,

pero eran humo.

Eras todo cuando me tocabas,

y al mismo tiempo,

no eras nada
cuando me soltaste.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.