La eternidad del abismo

Me dolías incluso cuando sonreías

Qué ironía:
te seguí amando
incluso cuando ya no estabas.

Dormías a mi lado,
pero eras ausencia.

Tu voz decía "te amo"
como quien lee instrucciones
sin sentirlas.

Y yo...
me aferraba a tus mentiras
como si fueran promesas rotas
que aún pudieran repararse.

Me dolías,
incluso cuando sonreías.

Me dolías,
incluso cuando me tocabas.

Me dolías
y yo fingía no sentirlo,
porque admitirlo
era renunciar a ti.

Y no estaba lista
para dejar de amarte,
aunque tú
ya lo habías hecho por mí.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.