No sé en qué momento
dejé de esperarte.
Tal vez fue la noche
en que llegaste tarde
y no diste explicación.
O esa vez que me dijiste "estás exagerando"
mientras yo lloraba por dentro.
Algo dentro de mí
se fue apagando,
como una vela que se consume
sin hacer drama.
Y esta vez,
no corrí detrás.
No supliqué.
No intenté salvar lo que solo yo sostenía.
Me dolió.
Me partió en dos.
Pero me quedé quieta.
Porque por fin entendí
que amarte más
no era suficiente
para que te quedaras.