He tocado fondo tantas veces
que ya podría ponerle mi nombre.
Pero esta vez,
algo en mí gruñe.
No es fuerza,
no es coraje,
es pura rabia de seguir viva
cuando todo en mí quería rendirse.
No volveré.
No a tus brazos,
no a esa cárcel que llamabas amor,
no a mirarme al espejo
y no reconocerme.
Me reconstruiré con torpeza,
con cicatrices mal cosidas,
con la voz quebrada
y el corazón todavía ardiendo.
Pero será mío.
Mis pasos,
mis errores,
mi silencio.
Y si un día vuelves,
que te ahogue la nostalgia.
Porque yo…
ya no estaré donde me dejaste.