La eternidad del abismo

Aprendí a volar

Caí,

me rompí,

sangré en silencios profundos.

Pero en cada caída
encontré una lección oculta,

y en cada lágrima,
un camino hacia mí misma.

Aprendí a volar
sin alas perfectas,

con las cicatrices al viento
y la mirada fija en el horizonte.

Ya no temo caer,

porque sé que el suelo
solo es parte del vuelo.




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