La eternidad en un mar de estrellas.

Cap. 19: Somos realmente patéticos.

Las esporas rojas se movieron hacia Yannel y le marcaron cinco lunas menguantes en el cuello, luego un dolor intenso apareció en el cuello de Yanis y el Dios del Karma volvió a aparecer, miró a Yanis e hizo aparecer una cadena con la que lo ató a Yannel, entonces desapareció junto con la cadena, pero la cadena seguía ahí, solo que ésta ya no se veía.

—¿Para qué sirve esa cadena? —preguntó Camila.

Yanis desvió la mirada—. Para que no se aleje de mí, si ella tiene deseos de abandonarme e intenta huir, la cadena inmoviliza su cuerpo y me avisa dónde está.

Ella lo miró con asco—. Qué acosador…

—Estaba desesperado —respondió al no poder negarlo.

—¿Yannel lo sabe? Acerca de lo que trató de hacer tu hermano.

Yanis negó con la cabeza—. Ella lo amaba sinceramente, aunque él la tratara de la mierda y todo, ella estaba de verdad enamorada de él, ella hizo todo lo posible por conservar una buena imagen de él, si yo le hubiera dicho la verdad, hubiera sabido la podrida persona que tenía como futuro esposo y yo sé cuán destrozada se hubiera sentido. Yo la amo, por ello, prefiero que piense en mí como un asesino y me odie, a que sufra por saber la verdad acerca de Timoteo.

—… Eres un estúpido.

—Cállate, idiota.

Camila levantó la cabeza para mirar el cielo estrellado—. Ya las había visto en una ocasión, las cuatro estrellas negras que tienes en el dorso de tu mano derecha, a diferencia de las frutas de maldición, estas son oscuras pero… parecen más como quemaduras.

—Es porque en serio se quemó mi piel, al menos así se sentía. Cuando pongo más de una semilla en alguien, el mismo número de semillas menos una aparecen en mí, del mismo color y en el mismo lugar, supongo que realmente puedo multiplicar el karma de otra persona poniendo más de una semilla, pero nunca lo he intentado, duele demasiado. —Extendió su mano hacia Camila para que ella pudiera apreciar mejor aquellas cuatro estrellas que tenía—. Estas dejaron de doler cuando Timoteo murió.

—¿Eres capaz de poner más de cinco semillas?

Se encogió de hombros—. Quien sabe, cuando pongo cinco el Dios del Karma aparece y me cumple un deseo, casi todos esos deseos fueron matar a la persona a la que le puse las semillas, así que no sé.

—… Hum… ¿y tienes las cuatro semillas por cada cinco que pusiste?

—Sí.

—Entonces tienes 4 perros en la barriga por los 5 que le pusiste al gato.

Yanis se limitó a fulminarla con la mirada, como queriendo advertirle que no dijera o hiciera nada estúpido, pero aun así, Camila se abalanzó sobre él y trató de quitarle la camisa, aunque él rápidamente la mandó a volar.

—¡Tienes 4 perros en la panza! —dijo ella riendo a carcajadas.

—¡Cállate, mierda! —gritó avergonzado.

Camila continúo riendo por un rato más hasta que se calmó—. ¿Y qué hay de las lunas de Yannel? Siempre estás todo tapado, incluso en verano, nunca te he visto el cuello.

—… Las tengo también, cuatro lunas menguantes en mi cuello. —Se bajó el cuello de su suéter hasta que su cuello quedó al descubierto—. Son blancas todavía, eso es porque Yannel sigue vida.

—… ¿Te duelen?

—¿Por qué crees que me la paso irritado todo el día? —Sonrió levemente—. A veces me duelen tanto que me cuesta mantenerme consciente, el dolor siempre está presente en cada segundo de mi miserable vida para recordarme que Yannel no está conmigo porque quiere.

Yanis y Yannel abandonaron la mansión Lizardi la misma noche que aparecieron lunas menguantes en sus cuellos. Estuvieron caminando por varios días, ninguno le dirigía la palabra al otro, fueron días llenos de un silencio asfixiante en el que ambos desearon que algo los matara para huir de él.

Una noche mientras Yanis dormía, Yannel pensó en acabar con aquel infierno de una buena vez y matar a Yanis, fue entonces que descubrió que aquella cadena también le impedía atentar contra la vida de él cuando tomó un cuchillo y trató de enterrárselo, y supo también que si Yanis moría, ella también lo haría, se lo dijeron susurros pertenecientes al Dios del Karma, y ella pensó que no podía morir, no hasta haber matado a Yanis, ¿pero cómo?, ¿cómo podía matarlo con esa maldita cadena atada a ella?

Primero que nada, debía mantener vivo a Yanis. Tuvo que sacar a la luz su poder, no solo servía para mantenerla viva a ella, alimentándose de comida que no comía al observar a personas que sí lo hacían, también pudo hacer que Yanis sobreviviera extendiendo su poder en él. Yanis se ilusionó y lo tomó como un acto de perdón de Yannel, así que luego de eso, comenzó a volverle a hablar. Durante el tiempo en que ese par se la pasaba yendo de ciudad en ciudad, Yanis siempre se esforzó en conseguir empleos y trabajar duro para darle algunos pequeños lujos a Yannel y consentirla, siempre trataba de demostrarle con detalles que ella era la persona más importante para él, pero nunca logró sacarle ni una sola sonrisa.

Regresando a mis días antes de mi primer encuentro con REVENISH, yo sabía que la batalla estaba cerca por lo que comencé a entrar en pánico, recordando las palabras del supervisor, yo no solo debía defenderme a mí y a los demás, debía atacar y pelear con los enemigos con intención de matarlos, de destruirlos, pero… ¿yo era capaz de hacerlo? ¿De verdad era capaz de matar a alguien? Se me encogía el corazón cuando veía a un perro muerto, ¿cómo los demás se planteaban tan fácil caminar entre personas muertas?



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En el texto hay: muertes, viajes en el tiempo, super poderes

Editado: 29.10.2023

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