La eternidad en un mar de estrellas.

Cap. 42: Un muy malvado hermano mayor.

Habían pasado 2 meses y medio desde que tú habías aparecido, estaban a finales de septiembre en lo último que quedaba de verano, Massiel #2 trató durante 2 horas hacer que salieras a probar el columpio que había puesto junto con César, pero su paciencia llegó a su límite.

—… Oh vamos… ¿es porque te desagrado? Mira, no es por presumir, pero soy la mejor amistad que puedes tener, puedes confiar en mí, puedes llorar frente a mí sin problema, puedes pelear y sin rencores, tú has visto los madrazos que me doy con Sagnier, ¿y sabes qué? Yo no la odio… soy de esos sujetos que siempre te apoyarán y escucharán así que… ¡su puta madre! ¡Sal de una vez, carajo!

Cualquier otro día, agacharías la cabeza y esperarías en silencio a que Massiel #2 comenzara a hacer sus acostumbrados dramas, los habías escuchado tantas veces que ya no te hacían sentir tan mal… pero ese día fue distinto, él estaba de verdad enojado, así que esa vez no hizo dramas, simplemente te tomó de la mano y te sacó a rastras de la casa mientras todos lo demás veían sin atreverse a detenerlo.

Tú te tiraste al suelo y luego te aferraste al marco de la puerta, pero él despegó tus dedos del marco y luego te cargó sobre sus hombros hasta que llegaron al columpio y te puso sobre él para luego columpiarte con fuerza con el fin de que no tuvieras oportunidad de saltar y huir.

—¡Ya estoy hasta la madre de ti, niña! ¡No sé para qué te sirve la boca! ¡Si eres muda me disculpo! ¡Pero al menos podrías intentar comunicarte con nosotros! ¿¡Acaso quieres causar lastima paseándote de aquí a allá con esa cara de «vale verga la vida»!? —Sintió unas gotitas golpeando su cara y supo que te hallabas llorando—… ¿Qué…? ¿Vas empezar de llorona? ¿Herí tus sentimientos? ¿Acaso nunca nadie te había insultado? ¿Estás acostumbrada a que te hablen bonito?

—¡Vete a la mierda!

Ambos se quedaron en silencio por un momento.

Pero pronto Massiel #2 soltó una carcajada—. ¡Puedes hablar!

Luego de eso te soltaste a llorar en voz alta, las personas dentro de la casa del supervisor se asomaron para verte, pero nadie se atrevió a acercarse y dejaron que Massiel #2 arreglara las cosas. Mientras tratabas de calmarte y restablecer tu compostura, escuchaste cómo Massiel #2 soltaba comentarios de vez en cuando refiriéndose a que seguro tú no habías padecido ningún dolor o sufrimiento grave, como aún eras pequeña, estaba seguro de que hacías drama por cualquier cosa, eso te hizo enfadar muchísimo, y entonces le contaste lo que pasó antes de llegar a ese lugar… aunque te fue más difícil de lo que creíste, cuando lo recordaste, tuviste que detenerte varias veces porque tu voz no salía, pero Massiel #2 no te apresuró ni nada, solo se limitó a escucharte atentamente.

Tú sabías, escuchando conversaciones, que Massiel #2 fuera de la casa del supervisor y lejos del mercado donde trabajaba… era un completo caos, él solía meterse en problemas tan seguido que se había vuelto algo normal para él, todo gracias al mal genio que se cargaba. Todos los sabían en cierta medida, que, aparte de César, Massiel #2 no estaba ni un poco interesado en las personas, de hecho, le era fácil estar solo, y es que le costaba confiar en los demás, por eso ponía una enorme barrera para alejar a las personas, aunque a veces esa barrera era demasiado intensa y terminaba por meterlo en peleas.

Tú eras la primera en la que él mostraba cierto… ¿interés? No sabría decirlo, él no tenía la obligación de hablarte, así que no usaba una falsa amabilidad, es decir, casi siempre te hablaba y enseguida te decía lo molesta que eras por no contestar, y cuando conseguía arrancarte algunos monosílabos u oraciones insultándolo, agraviaba incluso más sus quejas de ti. Agh, como me cae mal ese idiota.

Pero luego, había algunas veces en las que él se despertaba de buen humor, comía el desayuno participando en la plática con todos, regresaba temprano a casa porque terminaba rápido de hacer su trabajo por algún extraño entusiasmo, lo escuchabas silbar desde su habitación, y luego de un rato, sabías que cruzaría la puerta de tu habitación tras pelear media hora con Camila, cosa que cuando no estaba de buen humor se extendía hasta 2 horas.

Durante esos días, tú lo veías acercándose a ti con palabras amables mientras sonreía, a veces incluso te llevaba comida caliente, eso te hacía sentir tan incómoda como si estuvieses llevando ropa transparente, pero lo que peor te parecía, era que… esa incomodidad proveniente de todo lo que te rodeaba, todo eso tan ajeno al mundo en el que vivías, se estaba disipando gracias a la incomodidad que sentías cuando estabas con Massiel #2, porque esa incomodidad a veces te resultaba reconfortante, y hacía que te fueras acostumbrando a estar ahí.

Por alguna muy, pero muy extraña razón, te gustaba pasar el tiempo con él, Massiel #2 solo hablaba contigo de su día a día entre quejas, pero te parecía tan interesante la forma en que veía las cosas, sabías que para él no existía algo como la amabilidad sin esperar nada a cambio, sabías que odiaba que le tuvieran pena o que trataran de ponerse en su lugar, y en su lugar prefería que lo maldijeran y lo odiaran, y era extraño porque de cierta manera podías comprenderlo.

En realidad, Massiel #2, así como Massiel Original… no estaba demasiado interesado en vivir. Mientras se hallaba encerrado en la mansión Eisenhide, su único motivo para vivir fue aquella promesa que le hizo a César la noche que enterraron a mamá Sandra, y sabía que, siendo César, él definitivamente estaría esperando su regreso, además de que no quería darles el gusto a sus padres de verlo muerto… pero luego de escapar de ellos y encontrarse con César de nuevo… lo días no eran tan gloriosos como pensó que serían.



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En el texto hay: muertes, viajes en el tiempo, super poderes

Editado: 29.10.2023

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