La eternidad en un mar de estrellas.

Cap. 49: El único lugar en el que podía encajar.

Tahiel caminó hasta el final del pasillo y abrió la puerta roja que conducía a su habitación, luego se sentó en el borde de su cama y le hizo una señal con la mano a Casper, después de que éste cerrara la puerta, para que se sentara en la silla que estaba junto a un pequeño escritorio.

—Mi mamá es ciega, ¿qué más quieres saber? —preguntó Tahiel.

Casper tomó asiento y le echó un vistazo a Tahiel, aún se veía enojado y eso hacía que Casper quisiera irse, pero decidió quedarse ya que no sabía cuándo volvería tener una oportunidad de hablar así—. ¿Eres hermano de Bastián?

—No.

—Pero esa señora es tu mamá.

—Sí.

—Y esa señora es mamá de Bastián.

Tahiel frunció el ceño—… Sí.

—Entonces no entiendo por qué no son hermanos.

Tahiel se encogió de hombros.

—… Tahiel, tú eres —soltó un suspiro y agachó la cabeza—… mi segundo mejor amigo, eres mi hermano y la persona más importante para mí en este momento. No soy idiota, sé que esta sensación es debido a tu poder, es una completa estupidez que te aprecie tanto a pesar de que ninguno sabe nada del otro, pero por desgracia no puedo dejar de quererte como un hermano, así que para reducir la sensación de que soy un idiota, quiero acercarme a ti y convertirme en un amigo de verdad, pero tú no haces nada por ayudarme. No sé para qué usaste tu poder de ese modo conmigo, hubieras hecho algo como que yo me viera a mí mismo como un ratón o lo que sea, cualquier otra cosa es mejor que esto… realmente no te entiendo.

Tahiel lo miró con culpa por un momento y luego desvió la mirada—. Pudiste haber leído mi mente para averiguar lo que pienso, tal vez así puedas entenderme.

Casper hizo una mueca y negó con la cabeza—. No quiero hacerlo. Dos razones. Primera: No me gusta usar mi poder. Segunda: Tú no quieres que lo use en ti.

—¿Por qué crees que no quiero que me leas la mente?

—Porque sé que a todos les desagrada que lo haga —, mantuvo su vista en sus manos, las cuales estaban reposando sobre sus piernas, y comenzó a juguetear con sus dedos con nerviosismo—, todos tienen cosas que quieren ocultar de los demás, y cuando saben que puedo leer sus pensamientos… no he conocido a nadie que lo tome bien. Puedo hacerlo y fingir que no, pero hubo muchos pensamientos que habría preferido nunca haber leído.

—¿Es por eso que no te gusta usarlo?

—No veo por qué debería gustarme un poder… con el que destruí a mi familia.

—¿Cómo que la destruiste? —preguntó entre curioso y preocupado.

Casper maldijo el poder de manipulación de Tahiel, porque por el cariño que ahora le tenía, le dieron ganas de contarle todo lo que no querría contarle a cualquier otro—. Mi familia éramos mi madre, mi padre, mi hermano mayor y yo. Éramos una familia normal y feliz, no vivíamos en la pobreza, pero tampoco nos sobraba el dinero. Nuestra casa estaba en un vecindario tranquilo de la ciudad Trela, así que mi niñez fue también bastante tranquila y normal. Pero entonces, cuando cumplí 6 años, vi a mis padres discutir por primera vez, mi padre quería que yo asistiera a una escuela como lo hacía mi hermano, pero mi madre no dejaba de oponerse, porque decía que yo no era… normal. Esa noche me vi en un espejo y analicé cada parte de mi cuerpo. Tenía dos piernas, dos brazos, dos orejas, dos ojos, una nariz, una boca, cabello… era igual a los demás… ¿qué parte de mí no era normal?

Al final el padre de Casper ganó y él finalmente se presentó a una escuela para cursar su primer año de primaria, Casper estaba muy feliz porque estaría en la misma escuela que su hermano Tomás, quien estaba en 4to año, además podría hacer amigos, aprendería un montón de cosas, se volvería el niño más inteligente de la escuela y sería admirado y respetado por todos.

Pero conforme se iba acercando a la escuela, su cabeza dolía más y más, las voces que resonaban en su mente incrementaban su número y se hacían más ruidosas, era tan molesto, no soportaba estar dentro del salón, incluso si tapaba sus oídos las voces no cesaban, incluso si gritaba que se callaran, las voces no lo hacían, es más, se hacía más fuertes.

La madre de Casper fue llamada innumerables veces a la escuela porque su hijo causaba problemas de todo tipo, gritaba cuando todos guardaban silencio, tenía ataques de ansiedad y se golpeaba en la cabeza, había veces en las que lloraba y rogaba que todo el mundo se callara, pero nadie estaba diciendo nada, hubo también veces en las que golpeaba a sus compañeros porque decía que ellos lo llamaban «raro», «loco», y otros adjetivos despectivos, pero nadie escuchó que esos niños dijeran eso además de él. Además, había nacido con un extraño color de ojos, eran de un tono rojo purpureo, más o menos como el vino, y eso hizo que los niños esparcieran rumores de que él no era un humano común, y no tardaron en llamarlo «monstruo» también.

Cuando pasó a su segundo año, todos conocían a Casper como el niño loco de la escuela, nadie le hablaba o si quiera se acercaban a él, lo apartaron por completo. El único contacto que tenía con otros era cuando le lanzaban pedazos de comida o piedritas mientras se reían de él. Y de ese modo, fueron sus seis años en la primaria.

Al pasar a la secundaria, pensó que podría empezar de cero y esta vez lograr hacer amigos, ya era mejor controlando su poder, su cabeza ya no se saturaba de los pensamientos de los demás, aunque a veces accidentalmente podía leer la mente de quienes se hallaban cerca de él. La primera semana de clases no fue tan bien como hubiese querido, no tenía buenas habilidades sociales y le costaba mucho trabajo iniciar una conversación con alguien, poco a poco sus demás compañeros fueron haciendo pequeños grupos y él no supo cómo hacer para integrarse a uno.



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En el texto hay: muertes, viajes en el tiempo, super poderes

Editado: 29.10.2023

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