La eternidad en un mar de estrellas.

Cap. 54: Ayúdame a encontrarla.

Todos los siguientes días de aquel verano, Bas se la pasó en la casa de Tahiel, los mejores de todos eran aquellos en los que llovía, ya que casi nadie estaba en las calles y ambos podían salir sin preocuparse mucho de que alguien viera a Bas, y se convertían en lo que eran, niños, niños que corrían bajo la lluvia y competían para ver quién era más rápido, niños que saltaban en los charcos, niños que se caían en el lodo y estallaban en carcajadas, simplemente niños.

—Bas, tengo que confesarte algo —soltó Tahiel en el primer día de otoño que pasaron fuera de su casa.

—¿Qué pasa?

—¿Recuerdas cuando te dije que quería formar una familia contigo?

—Sí —dijo haciendo una mueca—. ¿Por qué?

—Ahora que he desarrollado más mi sentido común, sé que eso no es del todo posible, pero…

—No, no es nada posible —aseguró con firmeza.

Tahiel hizo un mohín—. Pero el abuelito me dijo que la familia siempre está contigo no importa cuánto tiempo pase. No tengo padres ni hermanos ni ningún otro familiar, no que yo sepa, tú eres la única persona importante en mi vida junto con el abuelito.

—Puedo estar contigo aún si no somos familia.

—Pero yo quiero una familia —dijo en voz baja.

Bas suspiró—. Entonces enamórate de una linda chica, cásate con ella, ten un hijo y con eso tendrás creada tu familia.

—¿Y qué tal si eres mi hermano?

—Hey…

—Vamos, se mi hermano, de ese modo —, miró al cielo para pensar en algo convincente—… uhm… continuaremos jugando en la lluvia cada verano.

—¿Acabas de usar tu poder en mí? —preguntó ella con enfado.

Tahiel se detuvo y agachó la cabeza—… Perdón…

—Así que lo hiciste, quisiste manipularme y hacerme hacer algo que no quiero hacer… oh mira, igual sigo sin querer hacer una familia contigo.

—¿Eh?

—Hey —, entornó los ojos—… ¿realmente usaste tu poder en mí?

Tahiel asintió.

—Entonces, ¿por qué no funcionó?

—Espera aquí. —Corrió hacia una señora y segundos después regresó con el anillo de matrimonio de ella—. En ella sí funcionó.

—Uhm… a ver —, se señaló—, intenta usar tu poder en mí otra vez.

Tahiel la miró preocupado—. ¿Seguro?

—Seguro.

—Por favor has una familia conmigo, porque así podremos saltar en charcos de lluvia hasta envejecer.

Bas soltó una carcajada—. ¿No se te ocurrió un mejor argumento?

—¿Qué? ¿Otra vez no funcionó?

Bas negó con la cabeza mientras sonreía—. Creo que soy inmune a tus poderes controladores. Debe ser porque me tienes cariño, tal vez no puedes usar tus poderes en alguien que estimas o algo así.

—Uhm~… tiene lógica, es lo único que te hace diferente al resto de personas en las que he usado mi poder…

Unos meses después, las calles comenzaron a llenarse de murmullos que repetían una y otra vez la historia del asesinato de la rama principal de una familia adinerada de la ciudad Quitrino, la mayoría de las cosas que decían sobre los responsables de esa atrocidad eran malas, pero había algunos cuantos que decían que las personas responsables de ello en realidad eran justicieros que buscaban terminar con la desigualdad social, eliminado a todos aquellos con alto ingreso económico sin trabajar mucho. Y fueron justo este último tipo de rumores los que se introdujeron en los oídos de Tahiel y se atoraron en su cabeza.

(Universo 2, E10, 47 años desde el nacimiento de los hijos de Junuem)

Dos atentados más se llevaron a cabo durante el siguiente medio año, los rumores sobre Simona Aboulker y Jano Mintzberg habían incrementado de número, y escucharlos se volvió el pasatiempo favorito de Tahiel por debajo de jugar en la lluvia con Bas, que, por cierto, ya estaban en esos días, el verano había vuelto a llegar. Aunque Bas no iba a casa de Tahiel todos los días, si la lluvia hacía su aparición, era seguro que Bas también lo haría… pero hubo un muy extraño día en que no lo hizo.

Tahiel salió de su casa y esperó impaciente la llegada de su mejor amigo desde la puerta de su casa, luego de unas horas salió hasta la calle sin importarle que estuviera lloviendo y se sentó en la banqueta esperando verlo más rápido desde ahí. Se paró entusiasmado un par de veces cuando confundió a otras personas con Bas, pero luego de comprobar que no eran él, volvió en cada ocasión a su lugar en la banqueta.

Ya casi al anochecer, Tahiel se arrastró resignado de vuelta a su casa, no sé sentía bien y tenía muchísima hambre, pero como pudo se las arregló para cambiarse sus ropas por unas secas y envolverse en cobijas para recuperar un poco de calor, fue entonces que escuchó la puerta de su casa abrirse violentamente y luego los lloriqueos de su amigo. Tahiel se olvidó de su malestar y salió disparado de su cama para ir a ver a Bas, entonces la encontró de rodillas, con la cabeza apuntando hacia el cielo y llorando a todo pulmón.

—¿¡Bas!? —Tahiel aclaró la garganta para tratar de hablar con más claridad a la vez que buscaba con la vista una toalla con la que secar a su amigo. Luego de encontrarla, sentó a Bas en una silla y comenzó a secarle el cabello—. Quítate la ropa.



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En el texto hay: muertes, viajes en el tiempo, super poderes

Editado: 29.10.2023

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