Cuando Leyre tomó la mano de Eider, la jaló para atraerlo hacia ella—. Tú… realmente aun eres… un niño. —. «No me mires de esa manera, Eider», pensó con tristeza—. ¿Cómo puedes estar tan confiado incluso después de conocer al monje Duane…? En otras palabras: No. ¿Por qué debería traicionar a alguien tan poderoso para marcharme con un muchachito débil? ¿Planeas escapar del monje Duane a lo largo de tus viajes? Como un mocoso, ni siquiera puedes entender lo fuerte que es. —«Duane nunca olvidaría mi traición, sin importar dónde nos escondamos, él nos buscaría»—. Todas esas absurdas historias y sueños que me dijiste… todos eran interesantes y me gustaron, pero yo no planeo seguirte el juego por más tiempo. —«Seré una carga para tus sueños».
—¿Estás hablando en serio? —preguntó con los ojos enrojecidos.
—… Adiós. Estaré orando por tu seguridad, Eider.
Él se puso de pie y le dio un último vistazo a Leyre antes de irse.
Cuando el monje Duane entró a esa habitación y abrazó a Leyre, aliviado de que aún se encontrara ahí, ella le juró amor eterno y le imploró tener un lugar para siempre a su lado, y en medio de su discurso, se soltó a llorar mientras lo abrazaba. El monje Duane sintió verdadera felicidad por primera vez en mucho tiempo, le devolvió el abrazo a Leyre y admiró aquellas lágrimas que pensó que eran causadas por él, ni siquiera pasó por su mente, o más bien no quiso que pasara por su mente, que esos hermosos ojos, se hallaban humedecidos por el dolor que le causó renunciar para siempre a su amado Eider.
Eso ocurrió el día de nuestra segunda batalla contra REVENISH, por lo que aún es muy pronto para escribir lo que pasó después de que Eider se marchara del monasterio y corriera a ver a Tahiel, quien se hallaba en la ciudad Thanato.
Vale, luego de toda esta explicación, regresaré con nosotros. Lo último que había escrito fue mi encuentro con Eitan luego de ir a la mansión Hagelyn por Romina, ¿cierto? Así que, continuando con Romina y Sasha, luego de 5 meses de eso, el supervisor me mandó a llamar una tarde durante el trabajo y me dijo que volara hacia el hospital porque Sasha me necesitaba urgentemente, y yo supe de inmediato que el momento había llegado.
(Universo 2, E10, 71 años desde el nacimiento de los hijos de Junuem)
Cuando llegué al hospital, vi a mi primo sentado en una silla de la sala de espera con los codos recargados sobre sus rodillas mirando intensamente el movimiento de las manecillas del reloj que estaba pegado en la pared, despegó su vista de ahí y me miró cuando notó mi presencia, y me sonrió cuando me senté a su lado.
—¿Estás nervioso? —le pregunté.
—Como no tienes idea.
Puse mi mano sobre su espalda y me dediqué a darle palmaditas—. Todo va a salir bien, ellas son fuertes.
—Sí…
Dos horas después, un doctor apareció en la sala de espera y Sasha y yo corrimos hacia él.
—Todo salió bien. Pueden pasar a verlas —nos dijo el doctor con una sonrisa.
Sasha no se lo pensó ni un instante y caminó lo más veloz posible hacia la habitación en la que se encontraba Romina, yo traté de seguirlo de cerca, aunque me costó un poco de trabajo mantener su paso tan veloz. Cuando crucé la puerta, miré a Romina con una gigantesca sonrisa en el rostro y con la frente llena de sudor, yo me senté en la silla junto a su camilla y le tomé la mano.
—Míralo —le dije a Roma—… ¿acaso habías visto a alguien llorar tan horriblemente de felicidad?
Romina apretó mi mano y soltó una pequeña risa—. Creo que él está llorando más que el bebé.
—Dejen de burlarse de mí —nos dijo mi primo—. Hey, Massiel, ¿quieres cargarla?
—¿Eh?
—Cárgala, Massiel —me dijo Romina.
Negué con la cabeza—. ¿Y si la tiro?
—No lo harás.
Sasha caminó hacia mí y con todo el cuidado del mundo, colocó a la personita que más le importaba en el mundo en mis brazos, y yo traté de detener mis temblorosos brazos y apreciar aquella increíblemente frágil y hermosa niña.
—¿Y ya decidieron el nombre? —les pregunté sin apartar mis ojos de los ojos de la pequeña.
—Sarah —contestó Romina.
—Sarah Miraini —completó Sasha volviendo a llorar.
Con la llegada de Sarah, Sasha se mudó a un departamento en el que comenzó a vivir con Romina y la pequeña, también consiguió un puesto de administración de una empresa constructora, y bueno, luego de eso se dedicó por completo a su familia. Romina estuvo mucho tiempo dudando de comenzar una vida con mi primo, después de todo, Sarah no tenía la sangre de Sasha, pero con el nacimiento de ella, todas las dudas que tenía se disiparon, pues vio que mi primo amaba a esa niña como si fuera suya, era realmente la luz de sus ojos. Y dos años después, un nuevo miembro se les sumó, está vez Romina dio a luz a un niño de nombre Rodolfo, y a pesar de que ahora mi primo tenía un hijo con su sangre, su amor por la pequeña Sarah no disminuyó ni un poco.
Nuestra batalla contra Tahiel no tardaría mucho en llegar, según lo que me dijo Eitan, faltaban más o menos dos años para eso, y yo no quería que Sasha se viera involucrada en ella, ahora él tenía una esposa y dos hijos que dependían de él, si le ocurría algo durante esa batalla, dejaría totalmente desamparada a su familia, y ningunos de nosotros podría con la culpa, así que hablé con el supervisor, y le pedí que hiciera planes en los que no incluyera la habilidad de mi primo, o al menos que no la incluyera en el campo de batalla, y por suerte el supervisor me entendió.