La eternidad en un mar de estrellas.

Cap. 73: Estás hablando mucho, señorita.

Unos momentos atrás, justo después de que yo consiguiera al utilizar mi poder de forma inconsciente por primera vez, es decir, cuando golpeé a Basilisa porque atacó a Simona cuando vio que ella quitó el campo de fuerza para que yo depositara el cuerpo de Sasha junto a ellos, el supervisor se colocó enfrente de Basilisa para impedir que ella regresara con Tahiel cuando viera que Jano, Alan y yo íbamos hacia él.

—De nuevo estamos cara a cara maldito bastardo —masculló el supervisor con una sonrisa.

Basilisa vio a Tahiel hablando con Eider y luego a este último alejarse junto con Casper, Robin y Arley, por lo que adivinó que Tahiel planeaba usar aquellas garras negras, así que no se preocupó de que él saliera herido, pero igual le molestaba, porque sabía que a Tahiel no le gustaba usar ese poder, así que pensó en encargarse de todos nosotros ella misma, porque odiaba la idea de que consiguiéramos orillar a Tahiel a pelear con ese horrible poder.

—Y de nuevo no piensas molestarte en dirigirme la palabra, ¿verdad? —dijo el supervisor mientras fruncía el ceño.

Basilisa dio un paso hacia adelante con toda la intención de ignorar la presencia del supervisor e ir con Tahiel, pero una pared de viento que parecía provenir del suelo se interpuso en su camino.

—Trata de dar un paso a través de eso y podrás despedirte de tu pie — aseguró mamá Sandra.

El supervisor se encogió de hombros—. Supongo que tampoco te responderá a ti. Pero quiero verlo intentarlo, Bastián, tiene un cuerpo jodidamente resistente, si logras hacerlo sangrar, te compraré una botella de crema de licor.

Mamá Sandra sonrió—. Que sea sabor a café.

—De acuerdo.

—Bueno, por ahora alejémonos un poco de Tahiel. —Mamá Sandra le dio la espalda a Basilisa y comenzó a caminar tranquilamente.

La pared de viento que había creado se movió junto con ella, mientras tanto el supervisor se quedó plantado en el suelo al igual que Basilisa, estaba en la espera de ver lo que haría su enemigo. ¿Trataría de atravesar la pared de viento? Faltaba poco para que se cruzara con ella. ¿Caminaría en la misma dirección que ellos con la misma tranquilidad que mamá Sandra? ¿O atacaría a mamá para poder ir junto a Tahiel? Fuera o no fuera así, necesitaba mantener sus ojos en ella, porque a diferencia de mamá Sandra, el supervisor no contaba con la confianza suficiente para darle la espalda.

Cuando la pared de viento rozó la punta de los zapatos de Basilisa, ella dio un paso hacia atrás al ver como se desprendió la punta, dejando por poco a los dedos de sus pies al descubierto, luego se giró hacia el supervisor y sonrió burlonamente cuando sus ojos se encontraron con los de él, como si ella hubiera adquirido al poder de Casper y le causara gracia el nerviosismo del supervisor que se veía reflejado en sus pensamientos. Al final Basilisa eligió la segunda opción, caminó con tranquilidad detrás de ellos, con la vista del supervisor bien pegada a ella.

Mamá Sandra se detuvo cuando sintió que se hallaba a una distancia considerable de nosotros, pero lo suficientemente cerca de Simona, entonces creó otras tres paredes para hacer una habitación sin salida en la que encerró a Basilisa con el supervisor, y ella se sentó en el pasto para ayudar desde ahí al supervisor, pues, aunque mamá era cien veces más habilidosa para controlar el viento que César, ella no contaba con la increíble energía que él utilizaba para correr de un lado a otro, además de que era mala en combate cuerpo a cuerpo, y cuando hacíamos la simulación de un combate, cuando alguien de sus enemigos lograba acercarse demasiado a ella, como ella tenía muy presente en su mente que una vez la golpearan sería su fin, se ponía tan nerviosa que su perfecto control del viento se veía entorpecido.

El supervisor comenzó a caminar alrededor de la habitación, muy cerca de las paredes, tanto que podía escuchar el zumbido del viento, corriendo a gran velocidad del suelo al cielo, tan claro como los gritos de Alan en su oído despertándolo por las mañanas, el supervisor hacía eso para que sus pies aprendieran hasta donde podía llegar, y luego de darle unas vueltas a la habitación, corrió hacia el centro en donde se hallaba Basilisa y levantó la pierna derecha para luego darle una patada con la pierna izquierda, patada que no logró hacer ningún efecto en su oponente, entonces dio un salto hacia atrás y esperó recibir un contraataque, pero Basilisa no se movió.

Ella era consciente de la situación tan desventajosa en la que se encontraba, el supervisor sólo debía golpearla hasta lograr que ella lo golpeara a él, mamá Sandra había puesto balas de aire comprimido sobre sus cabezas mientras el supervisor tanteaba el terreno, Basilisa sabía que éstas caerían cuando mamá viera que el supervisor estuviera en peligro y necesitara ayuda, por lo que le sería difícil acabar con él de un solo golpe, y no podía darse el lujo de golpearlo varias veces, ya que él absorbería el daño y lo utilizaría para golpearla a ella, y entonces sí que comenzarían a dolerle los golpes.

¿Qué debía hacer entonces?

—… Hey… él no está haciendo nada —dijo mamá Sandra luego de ver con aburrición al supervisor golpeando a Basilisa durante unos minutos sin lograr que ella siquiera parpadeara.

—¡Joder! —gritó el supervisor para luego intentar hacer que Basilisa hiciera algo, pateándola con toda su fuerza en la cabeza.

—¿Quieres que te ayude?



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En el texto hay: muertes, viajes en el tiempo, super poderes

Editado: 29.10.2023

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