La eternidad en un mar de estrellas.

Cap. 74: El fin para todos.

Ni siquiera soy capaz de poner en palabra lo que sentí al ver a Basilisa dirigirse hacia nosotros cubierta de sangre, fui invadido por el pensamiento de que en algún lugar del campo de batalla se encontraba el cuerpo, tal vez irreconocible, de mamá Sandra, ni siquiera pasó por mi cabeza que quizás permanecía con vida, porque no podía creer que Basilisa se la hubiera perdonado, no después de haberla visto matar a César a sangre fría varios años atrás.

¿Estaba triste? ¿Enojado? ¿Desesperado?

Creo que no sentí nada de eso en aquel momento, no se trataba de algo tan simple, era algo mucho más profundo, mucho más desgarrador, como si hubieran metido a la fuerza carbones calientes a mi garganta, como si estuvieran picando con un tenedor mi corazón, como si una mano invisible se hubiera metido al interior de mi cuerpo y hubiera apretado con toda su fuerza mi estómago hasta hacerlo pequeñito y toda la comida llena de jugos gástricos dentro de él salieran corriendo hacia mi boca pero luego de pensarlo quisieran regresar al estómago, para después salir corriendo otra vez.

Mi mente se puso totalmente en blanco, y mis oídos comenzaron a zumbar, creo haber escuchado la voz de Alan diciéndome algo, pero se escuchaba muy lejos y no supe qué trató de decirme, fue tan extraño, no supe en qué momento terminé encima de Tahiel con mis nudillos adoloridos, tenía la sensación de que había despertado de una pesadilla para encontrarme con una peor, vi la cara del monstruo a quien me encontraba golpeando, pero este no lucía tan aterrador como siempre pensé que era, hasta me pareció que el monstruo en ese momento era yo.

—¡¡¡Massiel!!!

Escuché la voz de Yanis gritando cerca de ahí, me sorprendió tanto escuchar desesperación en sus gritos que perdí el control de mi poder de repulsión, y cuando el puño de Basilisa se dirigió hacia mí, no pude hacer nada. Sentí que mis intestinos querían salirse por mi boca, y luego de que mi espalda chocara con algo que en ese momento desconocía que se trataba de Yanis, salí disparado junto con él a un lugar mucho más profundo en el bosque de donde se encontraba Camila, y perdí la consciencia, no supe nada más de la batalla.

Ahora me arrepiento mucho de no haber controlado mejor mis emociones en ese momento, porque de ese modo Yanis no habría tratado estúpidamente de ayudarme y no habría salido volando conmigo, y, por tanto, los demás no habrían perdido por completo la suerte que el Dios del Karma les ofrecía.

Por otro lado, Basilisa, quien había usado más de tres cuartas partes de la fuerza que le quedaba en aquel golpe que me dio, cayó sobre sus rodillas e inclinó su cuerpo violentamente para vomitar sangre, luego se limpió los rastros de ésta que se le habían pegado en los labios con el dorso de su mano y se giró para ver al monstruo.

—Deja de mirarme así, estoy bien —aseguró Basilisa.

El monstruo, aunque sin contar con un raciocinio que le permitiera reconocer a Basilisa y por ende preocuparse por ella, la miró por unos largos segundos, quería asegurarse de que ella de verdad estaba bien, pero entonces sintió el peligro acercarse y al alzar la cabeza hacia arriba, vio caer sobre él y la chica moribunda de sudadera roja toda una lluvia de rayos imposibles de esquivar. El monstruo se sintió tan aturdido que perdió el equilibrio y cayó al suelo una vez más, y después de que la lluvia de rayos cesara, se puso de pie como si nada hubiera pasado y se acercó a Basilisa, quien había perdido la consciencia, pero antes de que pudiera acercarse más, una pared de aire comprimido apareció entre los dos y le cerró el paso.

—Bien hecho, Alan —dijo Jano mientras le hacía una seña con la mano para que se acercara—. Fue buena idea que hayas absorbido un poco del poder de Sandra antes de la batalla. Estoy bastante seguro de que Bastián no llegó hasta aquí totalmente ileso, no creo que toda la sangre con la que está manchada su ropa sea de Guilmer y Sandra, de ser así habría resistido mejor aquella lluvia de rayos. Por ahora no hay que preocuparnos por él, enfoquémonos completamente en Tahiel.

—¿Y qué hay de Massiel y Yanis? —preguntó Alan mientras veía con preocupación la dirección en la que habíamos sido mandado a volar—. Mi padre dijo que nuestra prioridad era ver por nuestras vidas.

—¿En serio crees que hayan sobrevivido a semejante golpe? Y si lo hicieron, dudo mucho que ellos sobrevivan al impacto al caer.

Alan arrugó las cejas y apretó los puños con fuerza—. ¿Y qué pasa si lograron sobrevivir y necesitan atención médica inmediata?

—Pues entonces —, vio con el rabillo de su ojo al monstruo mirar hacia ellos y recubrió rápidamente su puño derecho para golpearlo cuando éste se acercara a atacarlos—… tendremos que deshacernos de esta cosa de una buena vez.

Alan asintió y luego de tocar el brazo de Jano por un segundo para adquirir su poder, recubrió todo su cuerpo con una capa de electricidad y corrió hacia el monstruo junto con Jano con la misma velocidad a la que sus ojos apenas habían comenzado a acostumbrarse. El monstruo se dirigió hacia Jano por instinto y dirigió sus garras hacia su cuello, teniendo a su vez en cuenta los movimientos de Alan, quien tenía en su mano un cuchillo igual al mío y que no dudó en dirigirlo hacia él.

Para sorpresa de Alan y Jano, el monstruo no solo no lo esquivó, sino que tampoco hizo nada por devolverle el ataque a Alan, en su lugar siguió tratando de enterrarle las garras a Jano hasta que él lo esquivó y luego lo mandó a volar con una patada en el costado derecho, justo donde había sido herido por el cuchillo de Alan.



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En el texto hay: muertes, viajes en el tiempo, super poderes

Editado: 29.10.2023

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