En la batalla contra REVENISH estaban en juego dos cosas, la primera, que el bando de Guilmer fuera capaz de ver a Eider y pudieran volver a convivir con él, y la segunda, que Guilmer tuviera la oportunidad de encontrar con Miriam y hablar con ella. La primera cosa no resultó bien para ninguna de las dos partes, ya que el monje Duane lo asesinó, pero la segunda sí se llevó a cabo, ¿por lo que se podría decir que el bando de Guilmer ganó? O al menos perdieron menos, supongo.
No… en realidad pienso que todo esto no fue más que una guerra sin sentido, ni siquiera Guilmer, quien recuperó a su esposa, la recuperó del todo y no logró tener su tan codiciado final feliz. Luego de dejar a Miriam marcharse, él se sintió muy avergonzado de sus actos, condujo a la muerte a un grupo de personas que lo estimaban y ni siquiera se preocupó por ellos cuando pasó, puesto que lo único en su mente era correr a unos brazos que ya no esperaban por él. Los hombros le empezaron a pesar por la increíble carga de la culpa, y fue consciente de que nada de lo que dijera o hiciera regresaría a la vida a todos los muertos en batalla, así que sin saber cómo regresar y dar la cara, se marchó y ya nadie supo nada más de él.
Alan no dijo nada y siguió adelante, tomó el puesto de su padre en el mercado y siguió con su vida, pero todos sabían que en el fondo lo extrañaba mucho, y que deseaba decirle que pese a sus errores no le importaría volver a vivir juntos… pero no tenía forma de decírselo y eso lo frustraba. También estuvo bastante ocupado porque él fue el encargado de organizar los funerales, Lucía más que nadie apoyó la idea de que los cuerpos fueran enterrados en Kleidi, así que Alan tuvo que ingeniárselas para conseguir algo que pudiera servirle de hielera gigante para poder llevar a todos hasta el cementerio de Kleidi.
Lucía por su parte, se sentía muy triste, no era buena en ese tipo de ambiente, pero era peor cuando se quedaba sola en casa, cosa que pasaba casi siempre. Jano decidió marcharse y desapareció igual que Guilmer, era la primera vez que no tenía a alguien que le diera órdenes en décadas y se sentía perdido, así que quiso viajar para encontrar un nuevo propósito en su vida… o quizá a alguien nuevo que pudiera darle órdenes. Alan pasaba casi todo el tiempo fuera de casa para trabajar en el mercado, y visitaba con regularidad a Romina para dejarle despensa. Camila pasaba aún menos tiempo en casa, con Yanis hospitalizado, ella se había hecho una rutina en la que solo iba del hospital a un restaurante, del restaurante al trabajo, del trabajo al restaurante, del restaurante a la casa, y de la casa al hospital, y a la casa solo pasaba a bañarse.
Massiel trataba de hacerle compañía a Lucía, pero al principio fue realmente difícil para ambos, y es que Massiel sabía que él no era la más reconfortante compañía en ese momento, pero dio lo mejor de sí por hablar con ella, y se sintió muy feliz la primera vez que ella le contestó, y poco a poco, empezaron a conversar tanto como lo hacían antes.
Luego de que Massiel muriera, se sintió enormemente ligero un instante después, cerró los ojos y dejó que su cuerpo volara con el viento, estuvo flotando por bastante tiempo hasta que estuvo por encima de las blancas y esponjosas nubes que adornaban el cielo, y mientras estuvo ahí contemplando el paisaje, vio la silueta de alguien familiar parado sobre una nube y se dejó caer para poder verlo más de cerca… creo que Massiel jamás creyó que iba volver a ver a su hermano de corazón.
—Mira a quién tenemos aquí, el amable ladrón de relojes —dijo César con una sonrisa luego de que Massiel bajara hasta ponerse a su altura—. Vi a mamá hace un momento, me dijo cuánto me extrañaba hasta que consiguió hacerme llorar. No esperaba verte a ti también, pensé que pasaría más tiempo antes de verte por acá.
Él se encogió de hombros—. En realidad, hasta me tardé.
César caminó hacia él y lo abrazó—. Creciste mientras yo no estuve, ahora estás más alto que yo.
—Sí. —Le devolvió el abrazo y apretó los ojos para no dejar escapar las lágrimas que amenazaban con correr por sus mejillas.
—Mira lo que tengo aquí. —César retrocedió unos pasos y le dejó ver una botella de alcohol junto con dos copas—. Ven siéntate. —Destapó la botella luego de que ambos se sentaran con las piernas cruzadas y luego prosiguió a servir un poco en cada copa—. ¿Lo recuerdas? Antes de la primera batalla contra REVENISH, mientras caminábamos hacia la ciudad Dynami, te prometí que te llevaría a beber al bar al que solía ir el supervisor y te invitaría tu primer trago.
—Lo recuerdo. No sabes lo difícil que ha sido para mí rechazar al supervisor y a los demás cuando me han invitado a beber —, tomó una copa y la miró emocionado—, me he mantenido sin tomar nada porque quería que la primera vez fuera contigo.
Él tomó la otra copa y la chocó con la de Massiel—. Lo sé, te vi desde aquí.
Massiel miró a César empinarse la copa de alcohol y luego trató de hacer lo mismo, sin embargo… el sabor le pareció sumamente amargo y sintió su garganta quemarse, como pudo se pasó lo que había en su boca para luego hacer gestos de disgusto mientras tosía.
—No debiste pasártelo tan rápido siendo que es tu primera vez —dijo César luego de reírse de mi bisnieto por un largo rato.
—No sabía que el sabor sería tan fuerte —gruñó Massiel—, ¿por qué demonios a todos les gusta beber esto?
—Una vez que te acostumbras, es bastante bueno. En fin, ya es hora de irse. —Se puso de pie y desde ahí lo miró, tratando de adivinar lo que pasaba por su cabeza—. Tú te vas a quedar, ¿cierto?