Un sábado por la mañana, Romina escuchó el timbre de su puerta y supuso que Alan había llegado a hacer su acostumbrada visita semanal. Cuando abrió la puerta y vio que efectivamente era él, lo invitó a pasar para desayunar junto con ella y sus hijos.
—Luce delicioso —dijo Alan luego de sentarse y admirar el plato con hot cakes bañados en miel y un taza de café frente a él.
—¿En serio? Sé que no se compara con lo que tú eres capaz de hacer, eres un excelente cocinero.
Alan sonrió—. Me alabas demasiado, Romina.
Ella tomó asiento frente a él—. ¿Qué hay de Lucy? ¿Ya ha aparecido?
—No, y estoy realmente preocupado —dijo con la cabeza agachada—. Desapareció hace más de una semana, incluso reporté a la policía, pero no la han encontrado.
—¿No tienes idea de a dónde fue?
—… Ella se marchó tres días después de que fuéramos al cementerio —, agarró una cuchara y con ella comenzó a partir los hot cakes para llevarse un pedacito a la boca—, ese día era el cumpleaños de Massiel, y la noche anterior a ese, ella estuvo encerrada en la cocina preparando algo, estoy casi seguro de que horneó un pastel, por ello creí que encontraría algo en la tumba de Massiel, pero no había nada diferente de cuando fuimos todos a verlo. Entonces fui a la antigua casa de Sandra, pero tampoco había nada ahí, seguía igual de gris y triste.
—¿Hay otro lugar que se te ocurra?
—Lo hay —dijo luego de sorber de su café—. No sé si sirva, pero quiero ir a ver a la familia de Massiel, tú sabes, la que él llamaba su «familia de sangre y apariencia». Tengo la teoría de que Lucy pudo haber ido a encararlos alguna vez para hacerles saber de la muerte de Massiel, si no… supongo que tendré ser yo quien les dé la noticia, aunque por lo que llegué a saber del propio Massiel, no creo que esas personas lleguen a sentir tristeza.
Romina frunció el ceño—. Supongo que será lo mismo que con los padres de Sasha. Cuando fui a la mansión Miraini, me recibió la señora Alim, la madre de Sasha, y me dio a entender que el desenlace de Sasha había sido producto de sus malas decisiones, y que había pagado el castigo debido por haber sido un mal hijo, aunque, por otro lado, mostró un gran interés en mis hijos, y me preguntó si alguno de ellos había heredado el poder de su padre.
Alan chasqueó la lengua—. Ese tipo de personas solo están interesadas en el dinero que pueden obtener utilizando a otros. —Miró hacia la pequeña de 5 años que lo observaba fijamente, entonces cambió su dura expresión por una sonrisa y le revolvió el pelo negro—. Tú sabes que no estás sola, Romina, cuentas con todo mi apoyo, ten por seguro que, si esa mujer y su esposo hacen algo tan estúpido como insinuar querer quitártelos, ellos lo terminarán lamentando. Camila tampoco se quedará con los brazos cruzados, y ella hará que Yanis te ayude también, nada puede salir mal si cuentas con el Dios del Karma.
Romina bajó la mirada y sonrió—. Sí, gracias, Alan, ya me siento más tranquila. Y, por cierto, sé que no te gusta hablar de él, pero, ¿tampoco has tenido noticias de tu padre?
—… No… y realmente no sé si quiero tenerlas. Sé que él no quería que Massiel, Sandra, Sasha y Simona murieran, pero siento que todas las veces que él nos aseguró que no quería derramamiento de sangre fueron falsas, él quería acabar con REVENISH, específicamente con Tahiel y Bastián, para poder tener de vuelta a mi madre… estaba tan cegado, tan obsesionado con ella, que no se paró a lamentar un poco nuestras pérdidas, simplemente corrió hacia mi madre y se la llevó lejos, ¿tan siquiera lamentó un poco la muerte de las personas que murieron por su causa?
—Yo creo que sí.
Alan cerró los puños con fuerza y recordó el golpe que recibió por parte de Guilmer la última vez que se vieron—. Yo no estaría tan seguro… si un día vuelve, yo no tendré de otra que perdonarlo y darle un lugar junto a mí, tengo que hacerlo porque es mi padre, pero no juzgaré a nadie si no quiere hacer lo mismo.
—No seas tan duro con él… estoy bastante segura de que en realidad lo extrañas, él habrá cometido muchísimos errores como persona, pero también sé lo buen padre que fue alguna vez.
—Bueno… aunque en realidad, quién sabe si vuelva.