Situada en este amplio contexto, resulta sencillo considerar que la ética hacker, entendida no sólo como la ética del programador informático sino como un desafío social de carácter genérico, se asemeja mucho más a la ética preprotestante que a la ética protestante. En este sentido, se podría decir que para los hackers el propósito de la vida está más próximo al domingo que al viernes. Pero sólo más próximo ya que en última instancia la ética del hacker no es idéntica a la ética preprotestante, que aspiraba y preveíaun paraíso donde la vida no comportaba hacer nada. Los hackers quieren cumplir sus pasiones y están dispuestos a admitir que ni siquiera el cumplimiento de las tareas que les resultan interesantes es siempre una rotunda bendición. Para los hackers la palabra pasión describe bien la tendencia general de su actividad, aunque su cumplimiento no sea en todos sus aspectos un puro juego gozoso. En este sentido, Linus Torvalds ha descrito su trabajo con Linux como una combinación de afición agradable y trabajo serio: <<Linux ha sido en gran medida una afición (aunque del mejor tipo: una afición seria)>> (34). Apasionada y creativa, la actividad del hacker comporta así mismo trabajo duro. Raymond no duda en decir en <<Cómo ser un hacker>>; <<Ser un hacker es muy divertido, pero es un tipo de diversión que comporta mucho esfuerzo>> (35). Este esfuerzo resulta necesario para crear cualquier cosa que sea un poco mejor. Si es preciso, los hackers están dispuestos también a realizar las partes menos interesantes que sean necesarias para la creación del todo. Sin embargo, la relevancia de ese todo hace que incluso sus aspectos más aburridos valgan la pena. Tal como lo escribe Raymond; <<El trabajo duro y la dedicación se convertirán entonces en una especie de juego intenso en lugar de ser
pura monotonia.