La extraña casa de Sir Edward

El vidente

Marvin dudaba de su propia cordura, estaba seguro de lo que vio, sin embargo, por un par de días regresó a aquella tienda y por más que lo intentó, aquella puerta no daba paso más que a esa recámara de estilo conservador.

Para su desgracia, las grabaciones iniciaron y eso le absorbía gran parte del día, por lo que no pudo regresar por semanas a aquella tienda.

Como todo adolescente, Marvin tenía un amigo mayor que él al que admiraba y apreciaba más que a nadie, su nombre era Carl, un estudiante de astrofísica que tenía la actuación como hobbie y que había actuado anteriormente con él en un par de series. Su rostro esbozó una sonrisa cuando el joven apareció en el set para grabar algunas escenas como personaje secundario.

―¡Hermano! ―exclamó―, ¡qué gusto verte!

―¡Marvin! ¡Qué bueno verte, amigo! Tú que sabes hablar español, ¿podrías acompañarme a realizar algunas compras?

Marvin aceptó de inmediato, deseaba intercambiar algunas impresiones con él, pero el problema era que Carl era extremadamente escéptico, y tenía que buscar las palabras adecuadas para que le diera su opinión como astrofísico sin parecer ignorante.

Habían ido a un pequeño restaurante local por un refrigerio y ahí encontró la forma, desvió la plática hacia el tema de las 11 dimensiones de la teoría de cuerdas. Carl de inmediato comenzó a dar su punto de vista de la controvertida teoría, ya que él era más partidario de la teoría de bucles.

―Pero suponiendo que esta teoría se probara ―dijo Marvin―, ¿habría posibilidad de que aquí mismo haya una dimensión paralela que no podemos ver a simple vista?

―Es lo que no me convence de la teoría de cuerdas ―respondió Carl―. La mayoría de la gente lo vislumbra como algo narcisista, te aseguro que más de uno te diría que hay otra dimensión donde existe un Marvin que decidió no ser actor, sin embargo, para que eso suceda, toda la humanidad en toda la historia tendría que haber tomado exactamente las mismas decisiones, sólo para que tú nazcas tal cual lo eres ahora y a partir de ti y tus decisiones, el curso de la historia cambie.

―Pero ¿qué tal que no fuera así? Que esa dimensión sea completamente diferente, un lugar donde no hay gravedad, por ejemplo, donde el mito de los dragones chinos es real…

―Eso es todavía más fantasioso ―Carl interrumpió―. Si es así, al rato van a decir que hay otra dimensión donde los dioses existen y ¿entonces?, ¿volveríamos al oscurantismo?

―Bueno, no… pero… Pongamos una situación hipotética ―Marvin habló con total seguridad―. Supón que alguien abre una puerta hacia otra dimensión y tú no alcanzaste a cruzar, pero la única persona que puede abrir esa puerta se niega a hacerlo. ¿Cómo harías para obligarla?

―No sé ―Carl sonrió con sorna―, la acusaría de robo para que la policía la obligue, quizá ―y soltó una carcajada―. Si en verdad existen esas dimensiones, dudo que sería tan fácil como simplemente abrir una puerta, te aseguro que habría procesos muy complejos implicados para poder pasar a ella.

Carl había dicho esto con sarcasmo, sin embargo, le dio una idea, si Marvin pudiera involucrar a la policía, quizá podría acercarse a aquella habitación para analizarla más de cerca.

Él mismo robó y escondió una de las cámaras y, como era de esperarse, al siguiente día la policía estaba en el set interrogando a todo mundo.

―¿Vio a alguna persona ajena al set? ―fue una de las preguntas que el policía le hizo al director cuando lo interrogó.

―No recuerdo…

―¿Qué tal la muchachita que me evitó sentarme en tu sillón? ―intervino Marvin de inmediato―. Ella se las ingenió para entrar en el set con el pretexto de buscar a su mascota.

―Oh sí, una chiquilla muy extraña, estuvo aquí hace mes y medio aproximadamente ―comentó el director―, pero no la he vuelto a ver…

―Yo sí ―interrumpió el actor―, la vi ayer, de nuevo se coló en el set con el mismo pretexto de su mascota.

―¿Cómo era ella? ―preguntó el policía.

―Pequeña, delgada, piel morena, ojos muy grandes color miel, de entre 12 y 15 años ―respondió el director.

―Tenía un lunar muy extraño en su cara ―Marvin señaló su propia mejilla―, en forma de medialuna. ―El policía frunció el entrecejo.

―¿En forma de medialuna?

―¿La conoce? ―preguntó el director.

―No estoy seguro… ¿alguno de ustedes podría acompañarme a la comisaría? Sólo será un momento.

Marvin se ofreció de inmediato y entró a la patrulla junto con el policía. Una vez llegando a la comandancia, el oficial se adentró en el archivo y salió con una carpeta vieja y amarillenta, la abrió y entre un expediente estaba la fotografía de una niña de alrededor de 5 años. No había duda, era ella.

―Sí, es ella, estoy seguro ―dijo Marvin―. ¿Se metió en algún problema siendo así de pequeña?

―Es… muy raro en realidad. Este es un caso de hace 38 años, lo llevó mi abuelo Cornelio, dos niños desaparecidos en el jardín escultórico ―rascó su cabeza, pensativo―. ¿Sabes a dónde se dirigió esa muchacha de la que hablan?

―Sí ―dijo Marvin de inmediato―, entró a la tienda de regalos del parque.



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En el texto hay: fantasia, surrealismo, espiritualidad

Editado: 24.10.2023

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