La extraña casa de Sir Edward

El salvador

Marvin se sentía cada vez más desesperado, las filmaciones en esa locación estaban a unos meses de finalizar, le quedaba poco tiempo y había ido infinidad de veces a la tienda sin poder pasar del vestíbulo porque, por alguna razón, nadie aparecía para recibirlo y mientras más pasaba en ese mundo, más sentía que era ahí a donde pertenecía, aun a pesar de no comprenderlo en absoluto, sabía que tenía que llegar a él para quedarse.

Por esos días algo sucedió, era evidente que Carl tenía algún problema, quizá uno muy pesado ya que se le notaba completamente distraído y deprimido, sin embargo, no quería hablarlo con nadie.

Las filmaciones continuaron y Carl estaba tan distraído que tenían que repetir escenas una y otra vez y el director se ponía cada vez más histérico por tener el tiempo encima.

Harto de la situación, el director le hizo una extraña petición a Marvin, le pidió que comprara una caja de cervezas y convenciera a Carl de tomar con él.

―Soy menor de edad, ¿lo recuerda? ―reclamó Marvin.

―¡Vamos, Marv! ―reclamó el director―, tarde o temprano te pondrás tu primera borrachera. No es algo fuera de lo común que los jóvenes comiencen a tomar desde los quince, de hecho, el anormal eres tú.

―Como sea ―Marvin refunfuñó―, el alcohol es depresivo, no creo que ayude a Carl a…

―No, pero le va a ayudar a soltar la lengua ―interrumpió el director―, al menos sabremos qué problema tiene y con eso, ver cómo ayudarlo… o al menos distraerlo.

Marvin accedió y esa misma noche, los tres estaban en el set, bebiendo cerveza y charlando. Marvin intentó no acabarse una lata completa, pues dudaba un poco de la idea del director, sin embargo, tras algunas latas, Carl al fin comenzó a hablar.

El problema era su novia, aparentemente, una joven muy brillante que estudiaba ciencias en California. Carl les enseñó la fotografía de ella, siendo una nerd, ambos esperaban a una chica simple, sin embargo, la fotografía mostraba a una mujer realmente hermosa.

―Ella me lo advirtió ―dijo Carl arrastrando las palabras―, me dijo que no servía para relaciones a distancia, me advirtió que era inestable. Yo pensé que sólo me chantajeaba para que la trajera conmigo, digo, ¡maldición!, ¡he estado lejos solamente 6 meses! Pero ahora ella ―la voz de Carl se descompuso―… no contesta mis llamadas, tarda mucho en responder a mis mensajes y mis amigos me dicen que la han visto saliendo mucho con un profesor de la facultad. Yo ―al fin se soltó a llorar― no quiero perderla. ¡No saben lo que me costó conquistarla!

―Sabía que era un lío de faldas ―refunfuñó el director―. Amigo, no la necesitas, déjala que se vaya, tú eres actor, con esta película habrá filas de mujeres tras de ti.

―Sí, pero…

―¡Nada de peros! ―el director lo tomó del brazo y lo obligó a levantarse―. Vamos, te llevaré a un lugar a donde te vas a distraer. Te hará bien. ¿Vienes, Marvin?

―¿Irán a una casa de citas? ―preguntó Marvin, suspicaz.

―Sólo nos vamos a divertir. Anda, no me irás a decir que eres virgen, ¿o sí?

―No… yo… ―Marvin hizo un gesto ―, pero no quisiera… vayan ustedes.

Marvin salió del set embebido en sus pensamientos, en efecto, no era virgen, había tenido experiencias algo recientes con dos chicas mayores que él, ambas en busca de su fama y aunque en su momento lo disfrutó, no fue un recuerdo que atesorara. Pensó que, de tener una nueva experiencia sexual, tendría que ser con alguien con quien compartiera un vínculo emocional, así que decidió ir a dormir.

Al día siguiente cancelaron las filmaciones ya que tanto el director como Carl tenían una fuerte resaca. Marvin decidió volver a la tienda para intentar una vez más en aquel mundo, pero no quería ir sin antes ver cómo se encontraba su amigo. Carl abrió la puerta de su habitación, se le notaba pálido y cansado.

―Sólo quería saber cómo te sientes ―dijo Marvin.

―Miserable ―Carl lo invitó a pasar y ambos se sentaron en la cama―. Creo que el director me convenció de irme con alguna prostituta, pero yo no recuerdo casi nada.

―No sé a dónde te llevó ―respondió Marvin―, pero creo que sí, su intención era llevarte con mujeres.

―Desperté en un hotelucho de mala muerte, no había nadie a mi lado, pero las sábanas estaban llenas de maquillaje, así que supongo que pasé la noche con alguien. ¿Será normal sentirme así de culpable?

―Estabas borracho, amigo. No es tu culpa…

En ese momento el teléfono de Carl timbró, el atendió el mensaje y su gesto se ensombreció todavía más.

―¿Qué demonios...? ―Carl de inmediato marcó un número, pero era evidente que no le respondían.

―¿Pasó algo? ―preguntó Marvin. Enfadado, Carl le mostró un video donde él aparecía entrando con una mujer al hotel, aparentemente, de un canal sensacionalista. Un amigo recién se lo mandaba, pero no era todo, en seguida otro mensaje que decía “y hoy temprano tomé esta foto”, y debajo una fotografía donde la novia de Carl caminaba de la mano con otro hombre.

―¡No me contesta la llamada! ―Carl le escribió, hecho una furia. Pocos minutos después ella al fin le dio una respuesta: “Te dije que yo no sabría llevar una relación a distancia, y por lo que vi, tampoco tú. Adiós.”



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En el texto hay: fantasia, surrealismo, espiritualidad

Editado: 24.10.2023

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