Para diciembre de ese año, todo el filme se concluyó y los actores regresaron a casa a tiempo para celebrar las fiestas de fin de año.
Marvin pasó las fiestas con su madre y sus hermanos y reinició sus estudios, estaba consciente de que mucho de lo que marcaba la ciencia estaba errado, sin embargo, necesitaba primero aprender para poder desaprender, así que continuó con la meta fija de entrar a la facultad de ciencias de la universidad.
Ciudad de México, 2023.
Un año después, la película al fin quedó lista y entre los eventos para la premiere, el productor sacó un comunicado con el cual los actores e inversionistas se vieron obligados a donar parte de sus ganancias a una fundación de apoyo a los niños en pobreza extrema y Marvin fue invitado para la entrega de ese apoyo en Ciudad de México.
El evento se llevó a cabo en el Museo de Arte Moderno en donde se anunció de la entrega para comunidades indígenas. La presentadora habló por unos minutos y en seguida pidió la intervención del productor.
―Todos, un aplauso para recibir al señor Gerald Clemens. ―Marvin se sorprendió al ver que, quien subía al estrado, era el señor James.
El millonario dirigió algunas palabras a la audiencia agradeciendo por el apoyo y después invitó a todos a disfrutar de unos bocadillos y a presenciar la exhibición temporal de réplicas de obras surrealistas.
Marvin no tenía apetito, así que fue a la sala de exhibición. Sonrió al ver una escultura de la barca lagarto de Leonora Carrington. Sonrió al pensar que una serie de lagartos remando sobre otro lagarto podría resultar inverosímil en la vida real, pero en aquel extraño mundo en Xilitla, seguramente podría ser una realidad.
―Sí, de hecho, Leonora seguramente entró en un sueño y los vio paseando en algún río ―el productor estaba parado detrás de él, observando la escultura.
―¡Señor Clemens! ―exclamó Marvin―. ¿Acaso pensé en voz alta?
―En realidad, lo adiviné al ver tu sonrisa. Me imaginé que serías el único interesado en ver esta exhibición, el resto está más entretenido con la comida y la bebida.
―Espere un momento ―Marvin lo pensó unos segundos―, en su momento, usted me habló también de aquel mundo… entonces ¿lo conoce?
―¡Claro que lo conozco! ―el productor soltó una carcajada―. Viví en la antesala por muchos años.
―No podía saber… ¿por qué me dijo que su apellido era James? No tenía idea de que usted produjo nuestra película.
―Te dije el nombre de James porque ese es mi apellido.
―Entonces, ¿Gerald Clemens es su seudónimo? ―preguntó Marvin.
―No, también es mi nombre ―el productor suspiró con una sonrisa mientras observaba la Alegoría de Invierno de Remedios Varo.
―Pero… ―Marvin de repente abrió muy grandes sus ojos―. ¿Tiene usted algo que ver con Sir Edward James?
―Yo soy Sir Edward James. O para ser más exactos, lo fui en alguna vida pasada.
―Pero… no concuerda ―Marvin frunció el entrecejo―, digo, no quiero parecer irrespetuoso. Leí sobre Edward James y él murió en la década de los 80’s, de haber reencarnado, no tendría más de 40 años y usted…
―Sí ―el productor volvió a reír―, tengo 77. Pero si lo encuentras inverosímil, es que no aprendiste bien. Recuerda que la línea recta no es necesariamente la forma más rápida de llegar del punto A al punto B.
―Es cierto, el tiempo no es lineal.
―De hecho, esta no es la reencarnación que continuó a esa vida como James ―el hombre señaló un cuadro con un reloj en forma de espiral―, si este cuadro representara el tiempo, podría decir que a veces me fui a la derecha, a veces a la izquierda, a veces arriba y en otras regresé al centro. No siempre las he vivido en esta dimensión, a veces me voy a dimensiones paralelas. Soy un alma vieja, he vivido un total de 28 vidas, no necesariamente lineales. La mayoría las he vivido en estas décadas, a decir verdad, son de mis favoritas.
―¿Qué hay de mí? ―preguntó Marvin―, ¿soy un alma vieja también?
―No, eres un alma un tanto nueva. No puedo determinarlo con exactitud, pero podría decir que esta es a lo máximo tu tercera reencarnación.
―Pero ―Marvin se tornó triste―, si estoy en mis primeras vidas y usted está en la 28… ¿cuánto me llevará evolucionar para ser digno de pertenecer a esa dimensión?
―Eso tú lo decidirás ―el anciano palmeó su hombro―. Yo ya podría irme a esa dimensión cuando me plazca, sólo que he decidido que necesito vivir más.
―¿No se siente lo suficientemente evolucionado? ―preguntó Marvin.
―Al contrario, estoy más que listo. Pero he elegido mi misión, y la mía es dar abundancia a quien lo necesita. Podría estar allá, luchando contra desencarnados de la avaricia, evitando que esos políticos y empresarios corruptos acaparen más riqueza de la que requieren, pero los seres de avaricia son de los que más pululan en el inframundo, así que decidí mejor regresar a estas dimensiones, vida tras vida. Tengo el don de la abundancia, no importa cómo o en dónde reencarne, me volveré millonario, y no sólo uso mi dinero para dar donaciones, sino que obligo a uno que otro egoísta a donar por la fuerza ―dicho esto, soltó otra carcajada.