La Falsa Familia Real

04 - Yo quiero

Mabel

Mi hermana y su esposo murieron en un accidente aéreo y al final tuve que quedarme con la custodia de sus dos niños. Miranda, quien ahora tiene nueve años de edad y Donald con diez años de edad. Dos niños maravillosos y muy inteligentes. Los amos como si fueran mis hijos de sangre, que aunque no lo son, para mí son y serán mis dos hijos, aparte de mi pequeña Fiona. Los amo por igual y lucharé para que sean mujeres y hombres de bien en el futuro.

Aunque el trabajo sea duro. Por qué es difícil lidiar con tres niños, una sola.

Hubiera sido más fácil para mí, si tuviera a mis padres, pero lastimosamente mi madre murió cuando Meredith y yo, éramos adolescentes y mi padre no me habla, ya que cuando estaba en la universidad me hice novia del patán de Ancel y quedé embarazada de él, lo que me llevó a abandonar mis estudios y buscar un trabajo. Cuando eso sucedió mi padre se molestó mucho, por qué él quería que yo fuera la hija perfecta que hiciera lo que él quería. Desde entonces me dejó de hablar, y cómo yo fui la que quedé a cargo de los hijos de mi hermana, poco los saluda.

Lo último que supe de él, es que sigue trabajando para la familia real de Suecia—, ya que es el primer ministro—, que se buscó a una mujer, se casó de nuevo y tuvo otra hija. Una noticia que me dolió, por supuesto, pero, si me quería fuera de su vida, le di todo el gusto. Me fui de la casa y llegué a Estados Unidos en donde mi hermana me acogió, pero lastimosamente las cosas salieron mal. Ahora estoy aquí, con deudas que pagar, tres trabajos y haciéndome cargo de mis preciosos hijos.

La llegada de Ancel me ha dejado atónito, por qué desde que me terminó no lo había visto y no sabía de su vida. ¿Por qué no le dije que tuvimos una hija? Por qué sus padres son de lo peor, y ya conociendo ese mundo desde afuera, sé que me la iban a quitar para empezar a prepararla para su futura herencia. Preferí, y prefiero guardar el secreto.

Sí, he aceptado su loco y tentador trato. Podría ser peligroso por qué existe la oportunidad de que descubran qué Fiona es su hija, pero, ¿quién lo va a saber?, si solo yo y mi padre, conocemos la verdad. Por otro lado, quizás no sería una buena idea, pero necesito el dinero. Si firmo el contrato, podré tener el dinero para que a mis hijos no les falte nada, puedan ir a la universidad sin problemas y yo podría invertir en un negocio, para así ganar dinero por mi propia cuanta, no estar tan ausente y ellos no pasarían casi todo un día con una niñera—que he tendido muchas, ya que no duran mucho, por qué los tres son terribles—, lo que Ancel me va a ofrecer, es justo lo que necesito.

Todavía no puedo creer que finalmente he tomado la decisión, pero ya está. La necesidad es sorprendente.

Miro a Ancel a los ojos y, con un nudo en la garganta.

—¿Por qué hoy? —me cruzo de brazos.

—Mi padre me va a visitar después de mucho tiempo… Dentro de una semana estará en el palacio —realiza una pausa—. Visitando, pero yo lo llamaría, a hacer su inspección para saber si estoy vivo y he cumplido mi propósito. Los rumores dicen que quiere entregarme el reino, pero no tengo las dos cosas más importantes, una esposa e hijos.

Lentamente asiento.

¿Qué sucedió con esa prometida perfecta que su madre tenía para él? En algún momento se lo voy a preguntar.

—Por lo que veo todo sigue igual, ¿no? —arqueo una ceja.

Su rostro se suaviza y traga con suavidad.

—Ni en Navidades nos vemos —confiesa—. Por lo tanto, sí. Todo sigue igual, Mabel.

Asiento lentamente.

—Y… Tú con treinta y dos años, ni te has casado y has dado herederos…

—Exacto. Todavía estoy joven para tener niños… Mi meta es empezar a mis cuarenta —una sonrisa se asoma en sus labios—. Soy un hombre saludable, como lo ves.

Qué idiota. Si supiera que ya tiene una hija. Si supiera, por qué jamás lo va a saber. Aun así, no lo juzgo, las personas pueden iniciar su familia cuando lo deseen, sin embargo, para Ancel, tener hijo es una urgencia ¿Cómo le habrá hecho para mentirle a su padre?

—Voy a aceptar. Iré a Suecia contigo —vuelvo a decir—. Sin embargo, debes decir que si a mi petición —le digo.

—¿Qué?

—Gracias a mí, mis sobrinos y mi hija, tú tendrás la corona y tu reino, sin nuestra ayuda jamás obtendrías nada. Así que te exijo una pensión permanente para mí y mis hijos. También voy a querer una mansión para vivir con mi hija y tres apartamentos de lujo, uno para Fiona y uno para cada uno de mis sobrinos, son necesarios para cuando vayan a la universidad. La decisión de la ciudad en donde ellos quieran, será tomada más adelante —levanto el mentón y me cruzo de brazos—. ¿Aceptas?

La expresión de Ancel sigue igual. No se sorprende en lo absoluto.

—Lo que quieras —lo veo curvar los labios, expresando esa típica sonrisa coqueta cuando va a lanzar algún comentario picaron—. Pero, dime. ¿Podría existir la probabilidad de que salgas conmigo otra vez?, ya sabes como los viejos tiempos, mariposita.

¿Mariposita? Todavía recuerdo el apodo que me tenía cuando fuimos novios. No negaré que escucharlo después de tantos años, ocasiona que mi corazón palpite con rapidez. Pero, no, ya no hay oportunidad para él. Me abandonó por qué sus padres tenían otra mujer, una “adecuada” para él.



#88 en Novela romántica
#44 en Chick lit
#29 en Otros
#16 en Humor

En el texto hay: reino, niños y niñas, familia falsa

Editado: 03.12.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.