La Falsa Familia Real

06 - Todo sea por la corona

Mabel

La mirada de Ancel es de pura incredulidad.

—Lo que escuchó, príncipe Ancel —responde Miranda cruzándose de brazos y levantando el mentón.

—¡¿En serio?! —responde, arqueando una ceja—. ¿McDonald's?

—Claro —dice Miranda, sin perder un segundo—. Si tú eres un príncipe, eso quiere decir que tienes mucho dinero. Además, sería un negocio perfecto. Sería rica y no tendría que perder mi tiempo en la universidad.

Las risas de Donald y yo estallan en la mesa. No puedo evitar sonreír ante la audacia de mi sobrina.

—Miranda, quítate esa idea. Tu debes ir a la universidad, cariño.

Ancel, aún intentando asimilar la idea, me mira.

—Mabel, ¿crees que Miranda está lista para administrar un McDonald's? Ella es muy pequeña para eso —dice, con un tono que mezcla preocupación y diversión.

—Bueno, Ancel —respondo, sintiendo una mezcla de orgullo y sorpresa—. Si hay algo que he aprendido como madre es que los niños son más capaces de lo que pensamos. Quizás no esté lista para manejar una franquicia, pero definitivamente sabe lo que quiere.

Miranda, satisfecha, da un sorbo a su bebida y responde con una sonrisa pícara.

—Está bien, Ancel, lo dejaré en manos de mi tía Mabel. Ella puede manejarlo. Te entiendes con ella.

—Tía Mabel, siempre supe que tenías un talento especial para manejar situaciones complicadas —dice Donald, con un tono juguetón, pero con un matiz de sinceridad—. Dejaremos todo en tus manos. Eres toda una mamá fuerte.

Sus palabras me hacen sonrojar y sentirme orgullosa.

—No se preocupen, yo me encargaré de todo —miro a Ancel—. ¿Vas a querer cereal? —muestro mi taza con leche y cereal.

Lo veo levantar una ceja. Como si lo hubiera insultado.

—Vamos, Ancel es solo cereal —expreso mirándolo—. Cuando nos escapabamos de la universidad a tu apartamento, te gustaba.

Ancel curva los labios.

—¿Entonces te acuerdes de esos días? —coqueto levanta una ceja.

Siento mis mejillas arder. Sin embargo, no bajo la mirada, mantengo mis ojos en los de él.

—Por supuesto —le sonrío con irritación—. Jamás olvidaré por lo que me hiciste pasar.

Su rostro se suaviza y entreabre los labios para hablar, pero yo lo vuelvo hacer primero.

—No, no me interesa lo que vas a decir —digo con resentimiento.

—El come comida real, tía —dice Donald.

Entorno los ojos y sigo mirando a Ancel.

—Haz lo que quieras —digo, para comenzar a comer mi cereal.

Fiona, Miranda y Donald, ya se encuentran comiendo de su cereal en silencio.

—Ya desayuné, mariposa —dice con una sonrisa divertida.

Lo fulmino con la mirada, debido a lo que ha dicho. Nuevamente ese podo.

—Te lo pierdes... —vuelvo a meter una cucharada para continuar comiendo, y dejo de mirarlo.

—¡Están enamorados! —exclama Donald con melodía mientras me mira a mi y Ancel, totalmente divertido.

—¡Están… —Fiona sigue con la frase de Donald, pero al sentir mi mirada, se calla.

Veo mi taza con cereal.

—Quien vuelva a hablar, no usará teléfono —les advierto con voz tranquila.

Fiona y Donald, fruncen sus rostros y deciden continuar en silencio con su cereal.

—Definitivamente eso es maltra… —La voz de Ancel se apaga, en cuanto lo miro y hablo.

—¿Quiere la paz, príncipe Ancel? —levanto la ceja.

—No he dicho nada —dice mirándome y levanta la mano con inocencia—. En silencio estoy.

—Se nota quien mandaba en la relación —dice Miranda con una suave sonrisa, lanzandonos miradas a los dos y volviendo a comer de su cereal.

Ancel y yo nos miramos, pero después soy yo, quien continúa observando mi cereal para seguir con mi desayuno.

El desayuno se interrumpe por qué Gaseosa entra al comedor y al ver a Ancel, se acerca rabiosa para ladrar con rabia hacia él.

Yo amo a ese animal, pero a veces es muy escandalosa. Sin embargo, en ésta ocasión, dejaré que moleste al príncipe de Suecia todo lo que duremos en el desayuno.

—Por cierto, Gaseosa también está dentro del contrato —le digo, acomodándome en la silla, después de haber terminado mi cereal.

La perra sigue ladrando con agresividad hacia Ancel.

—¿Qué? —se queja, mientras me mira a mi y también vigila a Gaseosa—. ¿A la perra también debo darle una mansión?

—Mínimo como la que París Hilton le tiene a sus mascotas —interviene Miranda.

—Y debe ser rosada —dice Fiona, mirando a Ancel.

Ancel levanta las cejas, sin poder creérselo.

—No sabía que contratar una familia me saldría tan costoso —levanto una cejas.



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En el texto hay: reino, niños y niñas, familia falsa

Editado: 21.11.2024

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