#2 de Diciembre. 17:14 PM.
Mason: Como que estoy esperándote.
Mason: Como que te avisé que sino venías podías decirme...
Mason: Tal vez soy impaciente pero...
Mason: Lo que sea. Háblame. ¿De acuerdo?
Mason: :(.
cinco minutos después
Mason: ¿Emily?
#2 de Diciembre. 17:24 PM.
—Me odio, me odio, me odio —Emily se cubrió la cara y volteó para irse a su casa. Pero luego, volvió a voltear quedando a sólo unos metros de la cafetería. ¿Ya mencionó que estaba hace unos veinte minutos allí parada? Es que literalmente veía a Mason desde allí. Y está..., por favor, está tan grande. Es decir, la última vez que Emily lo ha visto fue hace... como dos años. Él era diferente. Pero ahora estaba aún más diferente y más hermoso. Tenía el cabello rubio y lacio y le quedaba increíble. —Debo entrar. Sí, eso haré.
Pero aún no podía y su teléfono estaba sonando hace quince minutos. ¿Ya dijo que se sentía como la mismísima basura? Porque ella se veía así misma y lo miraba a él... Y quería correr de allí.
¿Por qué seguía allí parada? Sus pies no avanzaban.
Pudo divisarlo respirar hondo y levantarse de la silla.
Mason se estaba por ir. Tomó su celular. Y, al parecer, escribió algo para ella. Cuando Emily tomó su celular, leyó lo siguiente:
Mason: Entiendo que has decidido no venir. Lo tomaré como un no a todo lo que pasó entre nosotros.
Y Emily iba a arrepentirse toda la vida si no iba hacia allí, y superaba todos los miedos que tenía encima. Emily era bastante tímida a decir verdad. Por teléfono no se notaba demasiado pero realmente sí lo era. No sabe cómo hizo una amiga. Amanda era tan... Amanda.
De acuerdo. Ella podía. Mason esquivó algunas personas para salir de ellas e ir hasta la puerta. Y Emily en ese momento cruzó la calle para ir hasta al frente. Mason salió y comenzó a caminar para el lado contrario de dónde venía ella. ¿No puedes mover tus pies más rápido, Emily Bennet? ¿Mencionó que Mason se vestía increíblemente bien y que siempre lo ha hecho? Todo lo quedaba absolutamente bien.
Emily moría de vergüenza. Pero-
—¡Hey, rubio! —No. Mason. No importa. Está bien. Lo haz hecho bien. Mason volteó con expresión confundida, y quedó mirándola. Sí, bueno, era Emily. ¿Bien? ¿Esperaba algo mejor? Oh, ya sé... Mason era muy alto junto a la morena. Le llevaba casi dos cabezas. Literalmente.
—Emily —sonrió—. Creí que tú... hhum, yo- no, es... —¿Estaba nervioso? ¿En serio? No puede ser. Carraspeó y dijo—: Ok, ehhm, pensé que tú no vendrías.
—Sí —Emily se mordió el labio inferior algo nerviosa. Era posible que se le rompiera en cualquier momento—. Es que... estaba- yo, no sé dónde estaba —miró sus zapatillas.
—¿No lo sabes? —Mason alzó las cejas—. De acuerdo. Te creeré —se quedaron allí por unos segundos hasta que el rubio volvió a hablar—. Te creí más alta. Es decir, sabía que eras baja pero... no tanto —Emily levantó su cabeza y frunció el ceño—. No quiero decir que seas taaaan baja. Sólo... —rió. La forma de sus labios eran perfectos—. No importa. Estás bien así.
—Claro —sintió sus mejillas calientes—. Está bien.
Qué calor y qué incómodo. No podía ni siquiera mirarlo a los ojos, hasta que levantó su mirada.
Mason la quedó mirando por unos segundos más, y preguntó—: ¿Café?
—Sí, eso estaría bien —Emily asintió, y cuando Mason pasó junto a ella. La morena respiró y se golpeó unas cuantas veces mentalmente.
****************
Mason Amell:
—Así que eres así —Mason dijo. Buena manera de empezar, eh. Tonto, Mason. De acuerdo. Era la primera vez en mucho tiempo que se ponía nervioso por alguien. Sí, hablaba de Emily. Les juro que cuando volteó, creyó ver un paraíso frente a él. Un paisaje hermoso y perdón por ser tan cursi. Pero... Emily era maravillosamente preciosa. Y chiquita junto a él—. Digo, hhum, como- eh, no me hagas caso.
Emily rió bajito y negó con la cabeza—. Ehm, sí, soy así. Supongo. Yo ya... sabía cómo eras. Aunque estás cambiado —asintió frunciendo los labios—. Hace... años no te veo.
—¿Me veías seguido?
—Sí —asintió Emily, se removió un poco nerviosa—. En la preparatoria solía verte siempre. Tenías un cabello increí-increíble y además largo —la morena envolvió sus manos en la taza mirando el liquido negro que yacía dentro. Mason no podía dejar de mirarla. Sinceramente—. No digo que ahora no lo tengas.
—Gracias por eso —Mason asintió. Realmente el rubio pensó que Emily no iba a venir. Pero cuando dijo que estaba en quién sabe dónde, supuso que le había dado miedo entrar a la cafetería y su enojo desapareció. En el mismo instante que la miró—. Es bueno que vivas cerca.
—¿Sí? —lo miró—. Digo, sí. Supongo. Hhum, ¿interrumpí tus estudios?
—No —Mason negó con la cabeza. Le dio un sorbo al café y luego lo dejó a un lado—. En realidad estudiaba para un examen pero ya estudié suficiente. Además, es viernes.
—¿Saldrás en la noche? —preguntó Emily—. Quiero decir, lo hacías. A veces. Lo haces —se corrigió.
—No —negó con la cabeza—. No estoy teniendo muchas ganas de salir —le sostuvo la mirada, y Emily se sonrojó. Sí, lo hizo. Y sí, se notó. Y sí, se quiso morir. Mason no dijo nada—. Es que... últimamente me dan-
—Mason, no lo digas —Emily miró hacia la mesa. Y el rubio carcajeó. Es que... no tenía algún problema en decirlo. Se lo dijo por chat, se lo diría en la cara. Sí, se encontraba nervioso pero... no lo sabe. Emily es hermosa y tan... ella. Se volvió loco por quinta vez—. No lo digas.
Estos días estuvo imaginándose muchas veces encontrarse con Emily, que físicamente era Jane, y nunca negó que ella no fuese linda porque lo era. Pero sabía que, más allá de que Emily dijera que fingió su personalidad, había algo cuando le hablaba que era real. Era ella misma.