La Familia Dark

Capítulo 6

El caos se había desatado en el comedor de los Dark. Había empezado una calurosa discusión sobre como habría que proceder. El fantasma de sir Aurelius Dark había regresado a su cuadro y yo solo podía callar y observar, sin llegar a entender ninguna de las múltiples conversaciones cruzadas que se llevaban a cabo.

<<¿Sería muy insensible si mi estómago rugiera mientras observo los postres a distancia?>>.

Entonces Gile me agarró del brazo y tiró de mí para levantarme de la silla y sacarme a rastras del comedor.

─ ¿A dónde vamos? ─ pregunté mirando atrás en un par de ocasiones.

─ Todo esto es problema de los Dark, así que tu y yo vamos a recoger la cocina jovencita. No tenemos nada que ver ─ me dijo la mujer.

Al alcanzar la cocina, aun con las ollas y sartenes sucias, me soltó el brazo y empezó a limpiar. Me quedé pasmada. No podía simplemente dejar de pensar en lo que sucedía en el comedor y ponerme a limpiar. Aun así, agarré la escoba y barrí los restos de comida y suciedad de alrededor de la isla, con la mirada perdida y los pensamientos en otro lugar.

A los cinco minutos la silueta de un chico alto se paró en el marco de la puerta.

─ Oh, Jeremy ─ dije aliviada al reconocerlo ─. ¿Cómo están las cosas allí dentro?

Pero Jeremy no contestó.

─ Oh, dioses ─ dijo Gile con la voz entrecortada ─. Sookie… ese no es nuestro Jeremy.

La miré con cierta preocupación, y cuando volví a mirarlo a él se me lanzó encima. Mi primer impulso fue darle en la cabeza con la escoba y esconderme tras la seguridad que creía que me daría la gran isla central de la cocina. Jeremy fue a un lado y yo fui al otro, tratando de huir de él.

─ ¡Hay demasiadas voces! ─ gritó ─. ¡Haced que se callen!

Gile lo interceptó con una sartén cogida por el mango y lo amenazó con ella.

─ ¡Corre Sookie! ─ gritó la criada ─. ¡Sal de la mansión!

Jeremy le arrancó la sartén de las manos y la usó para golpear a la señora en la cabeza. Lo último que vi fue como caía al suelo con los ojos en blanco, pero yo ya estaba saliendo de la casa y empezaba a correr por el oscuro camino rodeado de bosque, hacia la verja negra con barrotes que daba paso a la calle exterior. Había dejado mi bicicleta atrás, en el porche de la mansión. Supongo que tendría que correr. ¿Qué le diría a mi madre si aparecía en casa a estas horas?

Pero cerca de la entrada Jeremy me atrapó y tiró de mi pierna para hacerme caer. Me giré y lo encontré encima de mí, puso sus dos grandes manos en mi cuello y empezó a apretar fuerte.

─ ¡Haz que callen, Sookie! ─ siguió gritando ─. ¡Necesito que las voces se callen!

Pero yo apenas podía pensar en otra cosa que no fuera intentar respirar con normalidad. Sentí como mis pulmones pedían auxilio, sentí como mi cara se volvía morada a una terrible velocidad, y mi vida se apagaba.

<<Se acabó. Este es mi final>>. <<Aunque yo no soy una Dark… no puedo ser la persona a la que se refería el fantasma>>.

Elliot nos alcanzó con una patada voladora al costado de Jeremy que lo apartó a dos metros de mí. Cogí una gran bocanada de aire y llené mis vacíos pulmones. Me llevé las manos al cuello donde seguro quedarían marcas. Entonces Quinn llegó, bate en mano, saltando por encima de mí y alcanzando a Jeremy. Empezó a golpearlo sin contemplaciones, mientras Elliot venía y me ayudaba a levantarme.

─ Ven Sookie, ven conmigo ─ tiró de mí hacia los muros que rodeaban la gran verja metálica y colocó las manos para ayudarme a escalarlo.

─ Pero… Quinn… ─ intenté hablar, pero mi voz se había ido de vacaciones ─. Qui…

─ Quinn estará bien, sube ─ me dijo. Alcancé la parte superior del muro a duras penas, y Elliot me siguió de un salto. Me quedé sentada, con los pies colgando hacia el jardín de los Dark, mientras que Elliot se puso de pie moviendo los brazos enérgicamente en dirección a la mansión.

Quinn peleaba realmente bien, pero Jeremy luchaba a muerte y eso le complicaba las cosas a su hermana. Por el camino, corriendo a cuatro patas, apareció una gran bestia, dirigiéndose a gran velocidad hacia la pelea.

<<No, no es una bestia. Es Logan>>.

El primo de los Dark, de más de dos metros de altura, y por alguna razón más peludo que una hora antes, alcanzaba a Jeremy por la espalda y lo lanzaba con fuerza al suelo dejándolo perplejo. Le sujetó con fuerza los brazos mientras Quinn sacaba los cordones de sus botas y le ataba las manos con fuerza.

─ ¡Las voces! ─ gritó Jeremy de nuevo desde el suelo.

─ ¿Qué voces, Jeremy? ─ preguntó Quinn ─. Maldita sea, no escuchas a los Dark, como mucho oirías a Sookie, Gile y al tío Paul.

─ ¡No! ─ gritó ─. ¡Más de seis! ¡Más voces! ¡Quieren hacernos daño!

Quinn miró a Logan, luego a Elliot.

─ ¿A qué se refiere? ─ preguntó Logan.

─ No lo s…

Las palabras de Quinn quedaron interrumpidas cuando escuchamos el primer disparo. El segundo atravesó a Elliot pocos centímetros por encima del primero. Mis ojos se abrieron como platos, miré atrás, hacia la oscuridad de la calle. Y un tercer disparo me atravesó la clavícula izquierda. Me caí del muro hacia el jardín golpeándome fuerte contra la dura tierra. Elliot, aun de pie, se puso las manos en el abdomen, allí donde la sangre había empezado a salir a borbotones, luego empezó a caer sobre la verja, hasta quedar completamente ensartado por media docena de afilados pinchos en la parte superior de los barrotes de la negra puerta. Un avión de papel sobrevoló el muro unos segundos después, escuchamos el motor de un coche, como arrancaba a gran velocidad y desaparecía en la silenciosa noche. Quinn agarró el avión de un salto y lo deshizo.




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